Miércoles 28 de febrero 2024

TIEMPO DE CUARESMA
MIÉRCOLES DE LA SEMANA II
Propio del Tiempo. Salterio II
28 de febrero
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro
corazón.»
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno: LEVÁNTAME SEÑOR, QUE ESTOY CAÍDO
Levántame Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar, y estoyme quedo;
yo propio lo deseo, y yo lo impido.
Estoy, siendo uno solo, dividido:
a un tiempo muerto y vivo, triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo;
huyo del mal y estoy en él metido.
Tan obstinado estoy en mi porfía,
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.
Tu poder y bondad truequen mi suerte:
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí nuevos deseos de ofenderte. Amén.
SALMODIA
Ant 1. También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la
redención de nuestro cuerpo.
Salmo 38 I – SÚPLICA DE UN ENFERMO
Yo me dije: vigilaré mi proceder,
para que no se me vaya la lengua;
pondré una mordaza a mi boca
mientras el impío esté presente.
Guardé silencio resignado,
no hablé con ligereza;
pero mi herida empeoró,
y el corazón me ardía por dentro;
pensándolo me requemaba,
hasta que solté la lengua.
Señor, dame a conocer mi fin
y cuál es la medida de mis años,
para que comprenda lo caduco que soy.
Me concediste un palmo de vida,
mis días son nada ante ti;
el hombre no dura más que un soplo,
el hombre pasa como pura sombra,
por un soplo se afana,
atesora sin saber para quién.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la
redención de nuestro cuerpo.
Ant 2. Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto.
Salmo 38 II
Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?
Tú eres mi confianza.
Líbrame de mis iniquidades,
no me hagas la burla de los necios.
Enmudezco, no abro la boca,
porque eres tú quien lo ha hecho.
Aparta de mí tus golpes,
que el ímpetu de tu mano me acaba.
Escarmientas al hombre
castigando su culpa;
como una polilla roes sus tesoros;
el hombre no es más que un soplo.
Escucha, Señor, mi oración,
haz caso de mis gritos,
no seas sordo a mi llanto;
porque yo soy huésped tuyo,
forastero como todos mis padres.
Aplaca tu ira, dame respiro,
antes de que pase y no exista.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto.
Ant 3. Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás.
Salmo 51 – CONTRA LA VIOLENCIA DE LOS CALUMNIADORES
¿Por qué te glorías de la maldad
y te envalentonas contra el piadoso?
Estás todo el día maquinando injusticias,
tu lengua es navaja afilada,
autor de fraudes;
prefieres el mal al bien,
la mentira a la honradez;
prefieres las palabras corrosivas,
lengua embustera.
Pues Dios te destruirá para siempre,
te abatirá y te barrerá de tu tienda;
arrancará tus raíces
del suelo vital.
Lo verán los justos, y temerán,
y se reirán de él:
«Mirad al valiente
que no puso en Dios su apoyo,
confió en sus muchas riquezas,
se insolentó en sus crímenes.»
Pero yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en su misericordia
por siempre jamás.
Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás.
V. Convertíos y haced penitencia.
R. Haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 17, 1-16
BROTA AGUA DE LA ROCA. BATALLA CONTRA AMALEC
En aquellos días, la comunidad de Israel se marchó del desierto de Sin por
etapas, según las órdenes del Señor, y acamparon en Refidim, donde el
pueblo no encontró agua de beber. El pueblo riñó con Moisés, diciendo:
«Danos agua de beber.» Él les respondió:
«¿Por qué me reñís a mí y tentáis al Señor?» Pero el pueblo, sediento,
murmuró de Moisés, diciendo:
«¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a
nuestros hijos y al ganado?» Moisés clamó al Señor:
«¿Qué hago con este pueblo? Por poco me apedrean.»
El Señor respondió a Moisés:
«Preséntate al pueblo, acompañado de los ancianos de Israel, y empuñando
el cayado con el que golpeaste el Nilo; ve, que yo estaré frente a ti junto a
la roca de Horeb. Golpea la roca y saldrá agua para que beba el pueblo.»
Así lo hizo Moisés ante los ancianos de Israel. Y llamó a aquel lugar Masá y
Meribá, por haber reñido allí el pueblo y tentado al Señor, preguntando:
«¿Está el Señor entre nosotros o no?»
Después de esto sucedió que vinieron los amalecitas y atacaron a los hijos
de Israel en Refidim. Moisés dijo a Josué:
«Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana
yo estaré de pie en la cima del monte con el cayado maravilloso de Dios en
la mano.»
Hizo Josué lo que le decía Moisés y atacó a Amalec, mientras Moisés, Aarón
y Jur subían a la cima del monte. Y aconteció que mientras Moisés tenía en
alto las manos vencía Israel, pero cuando las bajaba vencía Amalec. Y,
como se le cansaban las manos, tomaron una piedra e hicieron que se
sentase en ella, mientras que Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a
cada lado. Así pudo Moisés sostener en alto las manos hasta la puesta del
sol. Josué derrotó a Amalec y a su tropa a filo de espada. El Señor dijo a
Moisés:
«Escribe esto en un libro de memorias y haz saber a Josué que yo borraré
la memoria de Amalec bajo el cielo,» Moisés levantó un altar y lo llamó
Yahvéh Nissí, que significa: «El Señor es mi estandarte», pues dijo:
«El estandarte del Señor en la mano, el Señor está en guerra con Amalec
de generación en generación.»
RESPONSORIO Is 12, 3-4a; cf. Jn 4, 14
R. Sacaréis agua con gozo de las fuentes de la salvación, * y aquel día
diréis: «Dad gracias al Señor, invocad su nombre.»
V. El agua que yo os daré se convertirá en vosotros en manantial, cuyas
aguas brotan para comunicar vida eterna.
R. Y aquel día diréis: «Dad gracias al Señor, invocad su nombre.»
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 4, 14, 2-3; 15, 1: SC 100, 542. 548)
A TRAVÉS DE FIGURAS, ISRAEL APRENDÍA A TEMER AL SEÑOR Y A
PERSEVERAR EN SU SERVICIO
En el principio, Dios modeló al hombre, movido por su munificencia; a los
patriarcas los eligió con miras a su salvación; iba formando a su pueblo,
enseñándole a seguir a Dios, a pesar de su rebeldía; preparaba a los
profetas, haciendo que el hombre se fuera acostumbrando, aquí en la tierra,
a ser portador de su Espíritu y a gozar de la comunión con Dios; él, que de
nadie necesita, hacía entrar en su comunión a los que de él necesitan. Y, a
la manera de un arquitecto, iba esbozando, en favor de los que lo
complacían, el edificio de la salvación: él mismo se constituyó en guía de los
que en Egipto no veían, dio una ley perfectamente ajustada a los que en el
desierto estaban inquietos, otorgó en herencia la tierra prometida a los que
llegaron a entrar en ella, mata el novillo cebado para los que vuelven al
Padre y los viste con la túnica más rica. Haciendo así que el género
humano, de diversas maneras, vaya sintonizando con la salvación futura.
Por esto Juan, en el Apocalipsis, dice: Su voz era como el estruendo de
muchas aguas. Realmente, son muchas las aguas del Espíritu de Dios, ya
que es mucha la riqueza y grandeza del Padre. Y, con su acción sobre todos
los hombres, el Verbo comunicaba con liberalidad sus favores a los que se
le sometían, dictando una ley apta y adecuada a cualquier condición.
Mediante esta ley, ordenaba al pueblo la construcción del tabernáculo, la
edificación del templo, la designación de los levitas, los sacrificios y
oblaciones, las abluciones y todo el servicio cultual.
Él, ciertamente, no tenía necesidad de ninguna de estas cosas, ya que goza
de la plenitud de todo bien y, aun antes de que Moisés existiera, contenía
en sí mismo todo olor de suavidad y toda exhalación de agradable aroma;
pero todo aquello era una constante llamada al pueblo, inclinado siempre a
la idolatría, para exhortarlo a la perseverancia y al servicio de Dios; por las
cosas secundarias lo llamaba a las cosas principales, es decir: por las cosas
figuradas lo conducía a las verdaderas, por las cosas temporales lo conducía
a las eternas, por las cosas carnales lo conducía a las espirituales, por las
cosas terrenales lo conducía a las celestiales; como le fue dicho a Moisés:
Te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña.
Durante cuarenta días, en efecto, aprendió a retener las palabras de Dios,
los caracteres celestiales, las imágenes espirituales y las figuras proféticas
del futuro, como dice el apóstol san Pablo: Bebían de la roca espiritual que
los seguía, y la roca era Cristo. Y añade también, refiriéndose a las
antedichas prescripciones de la ley: Todas estas cosas les acontecían en
figura y fueron escritas para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado
vivir en la última de las edades.
Así, pues, a través de estas figuras, aprendían a temer a Dios y a
perseverar en su servicio. De este modo, la ley era para ellos norma de vida
y, al mismo tiempo, profecía de las cosas venideras.
RESPONSORIO Ga 3, 24-25. 23
R. La ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo, a fin de ser justificados
por la fe. * Pero, una vez llegada la era de la fe, no estamos más bajo la
potestad del ayo.
V. Antes de venir la economía de la fe, estábamos encerrados bajo la
custodia de la ley, en espera de la fe que había de revelarse.
R. Pero, una vez llegada la era de la fe, no estamos más bajo la potestad
del ayo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, haz que tu pueblo persevere siempre en el camino del bien que tú le
has enseñado; protégelo en sus necesidades temporales, para que, sin
angustia, pueda tender a los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro
corazón.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro
corazón.»
Himno: CUANDO VUELTO HACIA TI DE MI PECADO.
Cuando vuelto hacia ti de mi pecado
iba pensando en confesar sincero
el dolor desgarrado y verdadero
del delito de haberte abandonado;
cuando pobre volvime a ti humillado,
me ofrecí como inmundo pordiosero;
cuando, temiendo tu mirar severo,
bajé los ojos, me sentí abrazado.
Sentí mis labios por tu amor sellados
y ahogarse entre tus lágrimas divinas
la triste confesión de mis pecados.
Llenóse el alma en luces matutinas,
y, viendo ya mis males perdonados,
quise para mi frente tus espinas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro
Dios?
Salmo 76 – RECUERDO DEL PASADO GLORIOSO DE ISRAEL.
Alzo mi voz a Dios gritando,
Alzo mi voz a Dios para que me oiga.
En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.
Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:
¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?
Y me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, ¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, ¡oh Dios!,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.
Rodaba el fragor de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.
Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:
mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro
Dios?
Ant 2. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.
Cántico: ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN DIOS 1S 2,1-10
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.
No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
él es quien pesa las acciones.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos no tienen ya que trabajar;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos se marchita.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.
Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.
El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.
Ant 3. El Señor reina, la tierra goza.
Salmo 96 – EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Delante de él avanza fuego
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.
Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;
porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.
El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. El Señor reina, la tierra goza.
LECTURA BREVE Dt 7, 6. 8-9
El Señor, tu Dios, te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la
tierra, el pueblo de su propiedad. Por el amor que os tiene y por mantener
el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con
mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de
Egipto. Así conocerás que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero, el Dios
fiel que mantiene su alianza y su favor, por mil generaciones, con los que lo
aman y guardan sus preceptos.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a
entregar su vida como rescate de una multitud.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a
entregar su vida como rescate de una multitud.
PRECES
Demos gracias a Dios Padre, que por el Espíritu Santo ha derramado su
amor en nuestros corazones, y supliquémosle, diciendo:
Danos, Señor, tu Espíritu Santo.
Concédenos, Señor, el espíritu de fe y de acción de gracias,
para recibir siempre con gozo lo bueno y soportar con paciencia lo adverso.
Haz que practiquemos la caridad no sólo en los acontecimientos
importantes,
sino también en lo pequeño de nuestra vida de cada día.
Ayúdanos a privarnos de lo superfluo,
para compartir lo nuestro con los hermanos necesitados.
Concédenos llevar en nuestros cuerpos la pasión de tu Hijo,
tú que nos has vivificado en su cuerpo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Recitemos juntos la oración que Cristo nos enseñó y pidamos al Padre que
nos libre siempre del mal:
Padre nuestro…
ORACION
Señor, haz que tu pueblo persevere siempre en el camino del bien que tú le
has enseñado; protégelo en sus necesidades temporales, para que, sin
angustia, pueda tender a los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno: COMO EL FUEGO CALCINA
Como el fuego calcina
la madera reseca,
cuando el pecado nos domina,
Espíritu de Dios,
purifícanos.
Como el río derrama
por la tierra sus aguas
y hay flor y fruto en la rama,
Espíritu de Dios,
vivifícanos.
Como tu fuerte viento
hizo en el mar camino,
cuando haya duda y desaliento,
Espíritu de Dios,
ayúdanos.
Luz, Amor, Viento, Fuego,
los caminos de éxodo
enseña al hombre pobre y ciego.
Espíritu de Dios,
condúcenos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y
salvaremos nuestras almas.
Salmo 119 – DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Salmo 120 – EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y
salvaremos nuestras almas.
LECTURA BREVE Ez 18, 30b-32
«Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos y no caeréis en pecado.
Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón
nuevo y un espíritu nuevo; y así no moriréis, casa de Israel. Pues yo no me
complazco en la muerte de nadie -oráculo del Señor-. ¡Arrepentíos y
viviréis!»
V. Señor, crea en mí un corazón puro.
R. Renuévame por dentro con espíritu firme.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, haz que tu pueblo persevere siempre en el camino del bien que tú le
has enseñado; protégelo en sus necesidades temporales, para que, sin
angustia, pueda tender a los bienes eternos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno: POR EL PECADO PRIMERO
Por el pecado primero
entró la muerte a la vida,
y la muerte fue vencida
por la vida del Cordero.
El Padre lo hizo pecado
para salvar al caído;
el que nunca había sufrido
se quiso crucificado.
La humanidad pecadora
está bien representada,
mas la culpa fue lavada
por la sangre redentora. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del
pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»
Salmo 118, 57-64
El Señor es mi herencia;
he resuelto guardar tus palabras;
de todo corazón busco tu favor:
ten piedad de mí según tu promesa;
he examinado mi camino,
para enderezar mis pies a tus preceptos.
Con diligencia, sin tardanza,
observo tus mandatos;
los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu voluntad;
a media noche me levanto para darte gracias
por tus justos mandamientos.
Me junto con tus fieles,
que guardan tus decretos;
Señor, de tu bondad está llena la tierra;
enséñame tus leyes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Salmo 54, 2-15. 17-24 I – ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios mío, escucha mi oración,
no te cierres a mi súplica;
hazme caso y respóndeme,
me agitan mis ansiedades.
Me turba la voz del enemigo,
los gritos del malvado:
descargan sobre mí calamidades
y me atacan con furia.
Se estremece mi corazón,
me sobrecoge un pavor mortal,
me asalta el temor y el terror,
me cubre el espanto,
y pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto,
me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.»
Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre las murallas;
en su recinto, crimen e injusticia;
dentro de ella, calamidades;
no se apartan de su plaza
la crueldad y el engaño.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Salmo 54, 2-15. 17-24 II
Si mi enemigo me injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario se alzase contra mí,
me escondería de él;
pero eres tú, mi compañero,
mi amigo y confidente,
a quien me unía una dulce intimidad:
juntos íbamos entre el bullicio
por la casa de Dios.
Pero yo invoco a Dios,
y el Señor me salva:
Por la tarde, en la mañana, al mediodía,
me quejo gimiendo.
Dios escucha mi voz:
su paz rescata mi alma
de la guerra que me hacen,
porque son muchos contra mí.
Dios me escucha, los humilla
el que reina desde siempre,
porque no quieren enmendarse
ni temen a Dios.
Levantan la mano contra su aliado,
violando los pactos;
su boca es más blanda que la manteca,
pero desean la guerra;
sus palabras son más suaves que el aceite,
pero son puñales.
Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás
que el justo caiga.
Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos
a la fosa profunda.
Los traidores y sanguinarios
no cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero yo confío en ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del
pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»
LECTURA BREVE Za 1, 3b-4b
Así dice el Señor de los ejércitos: «Convertíos a mí, y me convertiré a
vosotros. No seáis como vuestros padres, a quienes predicaban los antiguos
profetas: “Así dice el Señor: Convertíos de vuestra mala conducta y de
vuestras malas obras”, pero no me obedecieron.»
V. Aparta de mi pecado tu vista.
R. Borra en mí toda culpa.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, haz que tu pueblo persevere siempre en el camino del bien que tú le
has enseñado; protégelo en sus necesidades temporales, para que, sin
angustia, pueda tender a los bienes eternos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno: CADA TARDE SE NOS VAN LOS DÍAS
Cada tarde se nos van los días,
y cada tarde el tiempo pasa;
se acaba nuestra vida cada tarde
y miramos la muerte más cercana.
Déjame todavía gozar el milagro
de tu luz, de tu sol, de tus albas;
déjame gozar el milagro de sentirme vivo
y de nacer para ti cada mañana.
Déjame, Señor, gozar de tu milagro
al llegar una vez más la tarde mansa,
porque tú eres el Dios de nuestras horas,
el Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones,
por nuestra sed de ser justos.
Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Salmo 127 – PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones,
por nuestra sed de ser justos.
LECTURA BREVE Dn 4, 24b
Rompe tus pecados con obras de justicia y tus iniquidades con misericordia
para con los pobres, para que tu ventura sea larga.
V. Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, haz que tu pueblo persevere siempre en el camino del bien que tú le
has enseñado; protégelo en sus necesidades temporales, para que, sin
angustia, pueda tender a los bienes eternos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno: HEME, SEÑOR, A TUS DIVINAS PLANTAS
Heme, Señor, a tus divinas plantas,
baja la frente y de rubor cubierta,
porque mis culpas son tales y tantas,
que tengo miedo a tus miradas santas
y el pecho mío a respirar no acierta.
Mas ¡ay!, que renunciar la lumbre hermosa
de esos divinos regalados ojos
es condenarme a noche tenebrosa;
y esa noche es horrible, es espantosa
para el que gime ante tus pies de hinojos.
Dame licencia ya, Padre adorado,
para mirarte y moderar mi miedo;
mas no te muestres de esplendor cercado;
muéstrate, Padre mío, en cruz clavado,
porque sólo en la cruz mirarte puedo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro
salvador.
Salmo 61 – DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO.
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?
Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.
No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.
Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:
«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro
salvador.
Ant 2. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.
Salmo 66 – QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.
Ant 3. Todo fue creado por él y para él.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Todo fue creado por él y para él.
LECTURA BREVE Flp 2, 12b-15a
Trabajad por vuestra salvación con respeto y seriedad. Porque es Dios el
que obra en vosotros haciendo que queráis y obréis movidos por lo que a él
le agrada. Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que
seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Hijo del hombre será entregado en manos de los gentiles, para que
hagan burla de él, para que lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día
resucitará.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. El Hijo del hombre será entregado en manos de los gentiles, para que
hagan burla de él, para que lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día
resucitará.
PRECES
Demos gracias a Dios Padre, que estableció en la sangre de Cristo una
alianza nueva y eterna con su pueblo y la renueva en el sacramento del
altar, y supliquémosle, diciendo:
Bendice, Señor, a tu pueblo.
Dirige, Señor, el sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes por los
caminos de tu voluntad,
para que procuren con empeño el bien común.
Aumenta el fervor de aquellos que, habiéndolo dejado todo, siguieron a
Cristo,
para que su vida sea luz para los hombres y claro testimonio de la santidad
de tu Iglesia.
Tú que creaste a todos los hombres a imagen tuya,
haz que sintamos horror de las injusticias y desigualdades entre los
hombres.
Llama a tu amistad y a tu verdad a los que viven alejados de ti,
y a nosotros enséñanos cómo podemos ayudarlos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Admite a los difuntos en tu gloria,
para que te alaben eternamente.
Ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, digamos confiados a nuestro
Padre:
Padre nuestro…
ORACION
Señor, haz que tu pueblo persevere siempre en el camino del bien que tú le
has enseñado; protégelo en sus necesidades temporales, para que, sin
angustia, pueda tender a los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: TÚ, A QUIEN HE BUSCADO, SEÑOR
Tú, a quien he buscado, Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta noche.
Tú, a quien he cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta noche.
Tú, a quien yo he negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta noche. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 – SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
En tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 – DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA BREVE Ef 4, 26-27
No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo.
No dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que
vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los
deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos
descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y
nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

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