TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XIV
Del común de la Santísima Virgen María. Salterio II
9 de julio
NUESTRA SEÑORA DE ITATÍ. (MEMORIA).
La imagen de Nuestra Señora de Itatí fue traída por fray Luis Bolaños. Su culto ininterrumpido, que se remonta a 1615, le valió el título de «Reina de la civilización en la Cuenca del Plata». Su primer santuario, inaugurado en 1624, dio paso a otro, inagurado en 1877, y al actual, que fue dedicado en 1979. El papa León XIII ordenó que la imagen fuera coronada, y él mismo bendijo la corona el 16 de julio de 1899; la coronación de la imagen tuvo lugar el año siguiente.
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día: V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Ant. Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LUCERO DE LA MAÑANA
Lucero de la mañana,
norte que muestra el camino, cuando turba de continuo nuestro mar la tramontana. Quien tanta grandeza explica sin alas puede volar,
porque no podrá alabar
a la que es más santa y rica.
Sois pastora de tal suerte, que aseguráis los rebaños
de mortandades y daños, dando al lobo cruda muerte. Dais vida a quien se os aplica, y en los cielos y en la tierra libráis las almas de guerra,
como poderosa y rica.
Si vuestro ejemplo tomasen las pastoras y pastores,
yo fío que de dolores
para siempre se librasen. Tanto Dios se os comunica, que sin fin os alabamos,
y más cuando os contemplamos en el mundo la más rica. Amén
SALMODIA
Ant 1. También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la
redención de nuestro cuerpo.
Salmo 38 I – SÚPLICA DE UN ENFERMO
Yo me dije: vigilaré mi proceder, para que no se me vaya la lengua; pondré una mordaza a mi boca mientras el impío esté presente.
Guardé silencio resignado,
no hablé con ligereza;
pero mi herida empeoró,
y el corazón me ardía por dentro; pensándolo me requemaba, hasta que solté la lengua.
Señor, dame a conocer mi fin
y cuál es la medida de mis años,
para que comprenda lo caduco que soy.
Me concediste un palmo de vida,
mis días son nada ante ti;
el hombre no dura más que un soplo, el hombre pasa como pura sombra, por un soplo se afana,
atesora sin saber para quién.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la redención de nuestro cuerpo.
Ant 2. Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto. Salmo 38 II
Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? Tú eres mi confianza.
Líbrame de mis iniquidades,
no me hagas la burla de los necios.
Enmudezco, no abro la boca,
porque eres tú quien lo ha hecho. Aparta de mí tus golpes,
que el ímpetu de tu mano me acaba.
Escarmientas al hombre castigando su culpa;
como una polilla roes sus tesoros; el hombre no es más que un soplo.
Escucha, Señor, mi oración, haz caso de mis gritos,
no seas sordo a mi llanto;
porque yo soy huésped tuyo, forastero como todos mis padres. Aplaca tu ira, dame respiro, antes de que pase y no exista.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto.
Ant 3. Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás. Salmo 51 – CONTRA LA VIOLENCIA DE LOS CALUMNIADORES
¿Por qué te glorías de la maldad
y te envalentonas contra el piadoso? Estás todo el día maquinando injusticias, tu lengua es navaja afilada,
autor de fraudes;
prefieres el mal al bien,
la mentira a la honradez; prefieres las palabras corrosivas, lengua embustera.
Pues Dios te destruirá para siempre, te abatirá y te barrerá de tu tienda; arrancará tus raíces
del suelo vital.
Lo verán los justos, y temerán, y se reirán de él:
«Mirad al valiente
que no puso en Dios su apoyo, confió en sus muchas riquezas, se insolentó en sus crímenes.»
Pero yo, como verde olivo, en la casa de Dios,
confío en su misericordia por siempre jamás.
Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles: «Tu nombre es bueno.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás. V. Mi alma espera en el Señor.
R. Espera en su palabra. PRIMERA LECTURA
Del libro de los Proverbios 9, 1-18 LA SABIDURÍA Y LA INSENSATEZ
La Sabiduría se ha construido su casa, plantando siete columnas; ha preparado el banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad:
«Los inexpertos, que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad vuestras necedades y viviréis, seguid el camino de la prudencia.»
Quien corrige al burlón se acarrea insultos, quien reprende al malvado atrae su desprecio; no reprendas al arrogante, pues te aborrecerá; reprende al sabio y te lo agradecerá. Da al sabio y será más sabio; enseña al justo y crecerá su ciencia. El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor, y conocer al Santo es verdadera inteligencia. Por mí prolongarás tus días y se aumentarán los años de tu vida; si eres sabio, lo serás para tu bien, si eres arrogante, tú solo lo tendrás que pagar.
La Insensatez es alborotada, es tonta, no tiene vergüenza; se sienta a la puerta de su casa, en un asiento que domina la ciudad, para gritar a los transeúntes y a los que siguen el recto camino:
«Los inexpertos, que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: El
agua robada es más dulce; el pan a escondidas es más sabroso.»
Pero no saben que en su casa están las sombras de la muerte y que sus invitados van a lo hondo del abismo.
RESPONSORIO Cf. Lc 14, 16-17; Pr 9, 5
R. Un hombre quiso dar un gran banquete y envió a su siervo a decir a los invitados: * «Venid, que ya está todo preparado.»
V. Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado.
R. Venid, que ya está todo preparado.
SEGUNDA LECTURA
De la Constitución dogmática Lumen géntium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano Segundo
(Núms. 61-62)
LA MATERNIDAD DE MARÍA EN LA ECONOMÍA DE LA GRACIA
La Bienaventurada Virgen, predestinada desde toda la eternidad cual madre de Dios junto con la encarnación del Verbo por designio de la divina providencia, fue en la tierra la esclarecida madre del divino Redentor y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las creaturas y la humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras él moría en la cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra madre en el orden de la gracia.
Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el momento en que prestó fiel asentimiento en la anunciación, y lo mantuvo sin vacilación al pie de la cruz, hasta la consumación perfecta de todos los elegidos. Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.
Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz.
Por eso la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de abogada, auxiliadora, favorecedora, mediadora. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único mediador.
Porque ninguna creatura puede compararse jamás con el Verbo encarnado, nuestro Redentor; pero así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras, tanto por los ministros como por el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las creaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye sino que
suscita en sus creaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única.
La Iglesia no duda en atribuir a María un tal oficio subordinado, lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador.
RESPONSORIO
R. No hay alabanza digna de ti, virginidad inmaculada y santa. * Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
ORACIÓN.
OREMOS,
Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ERES TÚ LA MUJER LLENA DE GLORIA
Eres tú la mujer llena de gloria, alzada por encima de los astros;
con tu sagrado pecho das la leche
al que en su providencia te ha creado.
Lo que Eva nos perdió tan tristemente, tú lo devuelves por tu fruto santo;
para que al cielo ingresen los que lloran, eres tú la ventana del costado.
Tú eres la puerta altísima del Rey
y la entrada fulgente de la luz;
la vida que esta Virgen nos devuelve aplauda el pueblo que alcanzó salud.
Sea la gloria a ti, Señor Jesús,
que de María Virgen has nacido,
gloria contigo al Padre y al Paráclito,
por sempiternos y gozosos siglos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Salmo 76 – RECUERDO DEL PASADO GLORIOSO DE ISRAEL.
Alzo mi voz a Dios gritando,
Alzo mi voz a Dios para que me oiga.
En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso, y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.
Sujetas los párpados de mis ojos, y la agitación no me deja hablar. Repaso los días antiguos, recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros, y meditándolo me pregunto:
¿Es que el Señor nos rechaza para siempre y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa? ¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad, o la cólera cierra sus entrañas?
Y me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo! Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos, medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, ¡oh Dios!, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos; con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, ¡oh Dios!, te vio el mar y tembló, las olas se estremecieron.
Las nubes descargaban sus aguas, retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.
Rodaba el fragor de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe, la tierra retembló estremecida.
Tú te abriste camino por las aguas, un vado por las aguas caudalosas, y no quedaba rastro de tus huellas:
mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño, por la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Ant 2. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.
Cántico: ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN DIOS 1S 2,1-10
Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor, no hay roca como nuestro Dios.
No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias, porque el Señor es un Dios que sabe; él es quien pesa las acciones.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos no tienen ya que trabajar; la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos se marchita.
El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra, y sobre ellos afianzó el orbe.
Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas, porque el hombre no triunfa por su fuerza.
El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra. él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece. Ant 3. El Señor reina, la tierra goza.
Salmo 96 – EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Delante de él avanza fuego abrasando en torno a los enemigos; sus relámpagos deslumbran el orbe, y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan, los que ponen su orgullo en los ídolos; ante él se postran todos los dioses.
Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá por tus sentencias, Señor;
porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses.
El Señor ama al que aborrece el mal, protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón. Alegraos, justos, con el Señor, celebrad su santo nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor reina, la tierra goza.
LECTURA BREVE Is 61,10
Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus joyas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor la eligió y la predestinó.
R. El Señor la eligió y la predestinó. V. La hizo morar en su templo santo.
R. Y la predestinó.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor la eligió y la predestinó. CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen han sido abiertas de nuevo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen han sido abiertas de nuevo.
PRECES
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Sol de justicia, a quien María Virgen precedía cual aurora luciente, haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Palabra eterna del Padre, tú que elegiste a María como arca de tu morada, líbranos de toda ocasión de pecado.
Salvador del mundo, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz, por su intercesión concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
Señor Jesús, que colgado en la cruz entregaste María a Juan como madre, haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro…
ORACION
Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado, convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera; dulce huésped del alma, al que flaquea dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él me respondió. Salmo 119 – DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos, de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios, lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar! Demasiado llevo viviendo con los que odian la paz; cuando yo digo: «Paz», ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él me respondió.
Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas. Salmo 120 – EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas. Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron. Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE Dt 1, 16-17a
Yo di a vuestros jefes estas normas: «Vosotros escucharéis los pleitos de vuestros hermanos y juzgaréis con justicia las causas que surjan entre un hombre con su hermano o un extranjero. No seáis parciales en la sentencia, oíd por igual al pequeño y al grande; no os dejéis amedrentar por nadie, que la sentencia es de Dios.»
V. El Señor es justo y ama la justicia. R. Los buenos verán su rostro.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO
Te está cantando el martillo y rueda en tu honor la rueda. Puede que la luz no pueda librar del humo su brillo. ¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios de esta dura porfía
de estar sin pausa creando, y verte necesitando
del hombre más cada día!
Quién diga que Dios ha muerto que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto. Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde; decid, si preguntan dónde,
que Dios está -sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos. Salmo 118, 57-64
El Señor es mi herencia;
he resuelto guardar tus palabras;
de todo corazón busco tu favor:
ten piedad de mí según tu promesa;
he examinado mi camino,
para enderezar mis pies a tus preceptos.
Con diligencia, sin tardanza,
observo tus mandatos;
los lazos de los malvados me envuelven, pero no olvido tu voluntad;
a media noche me levanto para darte gracias
por tus justos mandamientos.
Me junto con tus fieles,
que guardan tus decretos;
Señor, de tu bondad está llena la tierra; enséñame tus leyes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos. Ant 2. Me asalta el temor y el terror: hazme caso y respóndeme, Señor. Salmo 54, 2-15. 17-24 I – ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios mío, escucha mi oración, no te cierres a mi súplica; hazme caso y respóndeme, me agitan mis ansiedades.
Me turba la voz del enemigo,
los gritos del malvado: descargan sobre mí calamidades y me atacan con furia.
Se estremece mi corazón,
me sobrecoge un pavor mortal, me asalta el temor y el terror, me cubre el espanto,
y pienso: «¡Quién me diera alas de paloma para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto,
me pondría en seguida a salvo de la tormenta, del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.»
Violencia y discordia veo en la ciudad: día y noche hacen la ronda
sobre las murallas;
en su recinto, crimen e injusticia; dentro de ella, calamidades;
no se apartan de su plaza
la crueldad y el engaño.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Me asalta el temor y el terror: hazme caso y respóndeme, Señor. Ant 3. Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.
Salmo 54, 2-15. 17-24 II
Si mi enemigo me injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario se alzase contra mí, me escondería de él;
pero eres tú, mi compañero,
mi amigo y confidente,
a quien me unía una dulce intimidad: juntos íbamos entre el bullicio
por la casa de Dios.
Pero yo invoco a Dios,
y el Señor me salva:
Por la tarde, en la mañana, al mediodía, me quejo gimiendo.
Dios escucha mi voz:
su paz rescata mi alma
de la guerra que me hacen, porque son muchos contra mí.
Dios me escucha, los humilla el que reina desde siempre, porque no quieren enmendarse ni temen a Dios.
Levantan la mano contra su aliado, violando los pactos;
su boca es más blanda que la manteca, pero desean la guerra;
sus palabras son más suaves que el aceite, pero son puñales.
Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará;
no permitirá jamás
que el justo caiga.
Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos a la fosa profunda.
Los traidores y sanguinarios
no cumplirán ni la mitad de sus años. Pero yo confío en ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.
LECTURA BREVE Is 55, 8-9
Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos – oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
V. Señor de los ejércitos, ¿quién como tú? R. El poder y la fidelidad te rodean.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo lo que existe, de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida, tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina, serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos; una recompensa es el fruto de las entrañas: son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo 127 – PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO ¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA BREVE 1S 16, 7b
La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón.
V. Señor, sondéame y conoce mi corazón. R. Guíame por el camino eterno.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: SALVE, DEL MAR ESTRELLA
Salve, del mar Estrella, salve, Madre sagrada
de Dios y siempre virgen, puerta del cielo santa.
Tomando de Gabriel
el «Ave», Virgen alma, mudando el nombre de Eva, paces divinas trata.
La vista restituye,
las cadenas desata, todos los males quita, todos los bienes causa.
Muéstrate madre, y llegue por ti nuestra esperanza a quien, por darnos vida, nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa, Virgen, en nuestras almas,
libres de culpa, infunde virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura, camino firme allana, que quien a Jesús llega eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo, al Santo Espíritu alabanzas;
una a los tres le demos,
y siempre eternas gracias. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro
salvador.
Salmo 61 – DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO.
Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.
¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?
Sólo piensan en derribarme de mi altura, y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.
Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un soplo, los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían más leves que un soplo.
No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas, no les deis el corazón.
Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:
«Que Dios tiene el poder y el Señor tiene la gracia; que tú pagas a cada uno según sus obras.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro salvador.
Ant 2. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.
Salmo 66 – QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.
Ant 3. Todo fue creado por él y para él.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo fue creado por él y para él.
LECTURA BREVE Ga 4, 4-5
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
RESPONSORIO BREVE
V. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. El Señor está contigo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dichosa tú, María, que has creído; porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosa tú, María, que has creído; porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
PRECES
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Mira a la llena de gracia y escúchanos.
Señor, Dios nuestro, admirable siempre en tus obras que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú que nos diste a María por Madre, concede por su mediación salud a los
enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores, y a todos abundancia de salud y de paz.
Tú que hiciste de María la llena de gracia,
concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.
Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
Confiando en el Señor que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme también de bienes al mundo hambriento:
Padre nuestro…
ORACION
Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Salmo 30 – SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo.
En tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Ant 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 – DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA BREVE Ef 4,26-27
No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.