Martes 13 de agosto 2024

TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XIX
De la Feria. Salterio III
13 de agosto
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ALABEMOS A DIOS QUE, EN SU PALABRA
Alabemos a Dios que, en su Palabra,
nos revela el designio salvador,
y digamos en súplica confiada:
«Renuévame por dentro, mi Señor.»
No cerremos el alma a su llamada
ni dejemos que arraigue el desamor;
aunque dura es la lucha, su palabra
será bálsamo suave en el dolor.
Caminemos los días de esta vida
como tiempo de Dios y de oración;
él es fiel a la alianza prometida:
«Si eres mi pueblo, yo seré tu Dios.»
Tú dijiste, Jesús, que eras camino
para llegar al Padre sin temor;
concédenos la gracia de tu Espíritu
que nos lleve al encuentro del Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se levanta Dios y huyen de su presencia los que lo odian.
Salmo 67 I – ENTRADA TRIUNFAL DEL SEÑOR
Se levanta Dios y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos;
como se derrite la cera ante el fuego,
así perecen los impíos ante Dios.
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor,
alfombrad el camino del que avanza por el desierto;
su nombre es el Señor:
alegraos en su presencia.
Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece;
sólo los rebeldes
se quedan en la tierra abrasada.
¡Oh Dios!, cuando salías al frente de tu pueblo
y avanzabas por el desierto,
la tierra tembló, el cielo destiló
ante Dios, el Dios del Sinaí;
ante Dios, el Dios de Israel.
Derramaste en tu heredad, ¡oh Dios!, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra
que tu bondad, ¡oh Dios!, preparó para los pobres.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se levanta Dios y huyen de su presencia los que lo odian.
Ant 2. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la
muerte.
Salmo 67 II
El Señor pronuncia un oráculo,
millares pregonan la alegre noticia:
«Los reyes, los ejércitos van huyendo, van huyendo;
las mujeres reparten el botín.
Mientras reposabais en los apriscos,
las alas de la paloma se cubrieron de plata,
el oro destellaba en su plumaje.
Mientras el Todopoderoso dispersaba a los reyes,
la nieve bajaba sobre el Monte Umbrío.»
Las montañas de Basán son altísimas,
las montañas de Basán son escarpadas;
¿por qué tenéis envidia, montañas escarpadas,
del monte escogido por Dios para habitar,
morada perpetua del Señor?
Los carros de Dios son miles y miles:
Dios marcha del Sinaí al santuario.
Subiste a la cumbre llevando cautivos,
te dieron tributo de hombres:
incluso los que se resistían
a que el Señor Dios tuviera una morada.
Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte.
Dios aplasta las cabezas de sus enemigos,
los cráneos de los malvados contumaces.
Dice el Señor: «Los traeré desde Basán,
los traeré desde el fondo del mar;
teñirás tus pies en la sangre del enemigo,
y los perros la lamerán con sus lenguas.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la
muerte.
Ant 3. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor.
Salmo 67 III
Aparece tu cortejo, ¡oh Dios!,
el cortejo de mi Dios, de mi Rey,
hacia el santuario.
Al frente marchan los cantores;
los últimos, los tocadores de arpa;
en medio las muchachas van tocando panderos.
«En el bullicio de la fiesta bendecid a Dios,
al Señor, estirpe de Israel.»
Va delante Benjamín, el más pequeño;
los príncipes de Judá con sus tropeles;
los príncipes de Zabulón,
los príncipes de Neftalí.
¡Oh Dios!, despliega tu poder,
tu poder, ¡oh Dios!, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo.
Reprime a la Fiera del Cañaveral,
al tropel de los toros,
a los Novillos de los pueblos.
Que se te rindan con lingotes de plata:
dispersa las naciones belicosas.
Lleguen los magnates de Egipto,
Etiopía extienda sus manos a Dios.
Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.»
Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder sobre las nubes.
Desde el santuario Dios impone reverencia:
es el Dios de Israel
quien da fuerza y poder a su pueblo.
¡Dios sea bendito!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor.
V. Voy a escuchar lo que dice el Señor.
R. Dios anuncia la paz a su pueblo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Zacarías 9, 1-10, 2
PROMESA DE SALVACIÓN PARA ISRAEL
Oráculo del Señor contra el país de Jadrak y contra Damasco, su reposo:
Del Señor es la joya de Siria, como todas las tribus de Israel y también Jamat,
la vecina, y Tiro y Sidón, las sapientísimas. Tiro se construyó una muralla,
amontonó plata como ceniza y oro como barro de las calles. Pero el Señor la
despojará, arrojará sus riquezas al mar y ella será devorada por el fuego.
Ascalón lo verá y temblará, Gaza se retorcerá y Acarón estará consternada,
porque está humillada la que era su esperanza. Perecerá el rey de Gaza,
Ascalón no estará habitada, en Asdod habitarán bastardos, y aniquilaré la
arrogancia de los filisteos. Arrancaré de su boca los despojos sangrientos, sus
abominaciones de entre los dientes. Pero quedará un resto para nuestro Dios,
que será como una estirpe en Judá, y Acarón será como el Yebuseo. Yo
acamparé junto a mi casa, como un guardia contra los merodeadores, y no
volverá a pasar el opresor, porque ahora vigilo con mis ojos.
Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén. Mira a tu Rey que viene a ti,
justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
Destruirá los carros de Efraím, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos
guerreros y dictará la paz a las naciones. Su dominio llegará de un mar a otro
mar, desde el Éufrates hasta los confines de la tierra.
En cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, libraré a tus cautivos de la fosa (en
la que no hay agua). Volved a la plaza fuerte, cautivos esperanzados. Hoy te lo
digo y te lo anuncio: Te pagaré el doble; tenderé a Judá como un arco, lo
cargaré con Efraím; incitaré a tus hijos, Sión, contra tus hijos, Grecia, te
manejaré como espada de guerrero. El Señor se les aparecerá, disparará su
saeta como un rayo; el Señor tocará la trompeta, avanzará entre los
huracanes del sur.
El Señor los escudará; triunfarán, pisotearán las piedras de los honderos;
beberán su sangre como vino, llenándose como copa de libación, como los
cuernos de los altares. Aquel día salvará el Señor, su Dios, a su pueblo como
un rebaño; brillarán sobre su tierra como piedras de diadema. ¡Qué magnífico
y qué bello! El trigo hará florecer a los jóvenes y el vino a las doncellas.
Implorad del Señor la lluvia, en el tiempo de la primavera; el Señor que hace
los relámpagos les dará lluvias torrenciales y la hierba del campo a cada uno.
Los ídolos hablan falsedades, los adivinos ven mentiras, anuncian sueños
vanos, consuelos sin provecho. Por eso vagan como ovejas perdidas, sin
pastor.
RESPONSORIO Za 9, 9; Jn 12, 14
R. Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén. * Mira a tu Rey que viene a
ti, justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de
borrica.
V. Encontró Jesús un jumentillo y montó sobre él, como dice la Escritura:
R. Mira a tu Rey que viene a ti, justo y victorioso; modesto y cabalgando en un
asno, en un pollino de borrica.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo
(Disertación 9, Sobre el Domingo de ramos: PG 97, 1002)
MIRA A TU REY QUE VIENE A TI JUSTO Y VICTORIOSO
Digamos, digamos también nosotros a Cristo: ¡Bendito el que viene en nombre
del Señor, el rey de Israel! Tendamos ante él, a guisa de palmas, nuestra
alabanza por la victoria suprema de la cruz. Aclamémoslo, pero no con ramos
de olivos, sino tributándonos mutuamente el honor de nuestra ayuda material.
Alfombrémosle el camino, pero no con mantos, sino con los deseos de nuestro
corazón, a fin de que, caminando sobre nosotros, penetre todo él en nuestro
interior y haga que toda nuestra persona sea para él, y él, a su vez, para
nosotros. Digamos a Sión aquella aclamación del profeta: Confía, hija de Sión,
no temas: Mira a tu Rey que viene a ti; modesto y cabalgando en un asno, en
un pollino de borrica.
El que viene es el mismo que está en todo lugar, llenándolo todo con su
presencia, y viene para realizar en ti la salvación de todos. El que viene es
aquel que no ha venido a invitar a los justos a que se arrepientan, sino a los
pecadores, para sacarlos del error de sus pecados. No temas. Teniendo a Dios
en medio, no vacilarás.
Recibe con las manos en alto al que con sus manos ha diseñado tus murallas.
Recibe al que ha plantado en sus palmas tus cimientos. Recibe al que, para
asumirnos a nosotros en su persona, se ha hecho en todo semejante a
nosotros, menos en el pecado. Alégrate, Sión, la ciudad madre, no temas:
Festeja tu fiesta. Glorifica por su misericordia al que en ti viene a nosotros. Y
tú también, hija de Jerusalén, desborda de alegría, canta y brinca de gozo.
¡Levántate, brilla (así aclamamos con el son de aquella sagrada trompeta que
es Isaías), que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!
¿De qué luz se trata? De aquella que viniendo a este mundo ilumina a todo
hombre. Aquella luz, quiero decir, eterna, aquella luz intemporal y manifestada
en el tiempo, aquella luz invisible por naturaleza y hecha visible en la carne,
aquella luz que envolvió a los pastores y que guió a los magos en su camino.
Aquella luz que estaba en el mundo desde el principio, por la cual empezó a
existir el mundo, y que el mundo no la reconoció. Aquella luz que vino a los
suyos y los suyos no la recibieron. ¿Y a qué gloria del Señor se refiere?
Ciertamente a la cruz, en la que fue glorificado Cristo, resplandor de la gloria
del Padre, tal como afirma él mismo, en la inminencia de su pasión: Ya ha
entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación por
él, y Dios a su vez lo revestirá de su misma gloria, y esto será sin dilación. Con
estas palabras identifica su gloria con su elevación en la cruz. La cruz de Cristo
es, en efecto, su gloria y su exaltación, ya que dice: Yo, cuando sea levantado
en alto, atraeré a mí á todos los hombres.
RESPONSORIO Sal 117, 26. 27. 23
R. Bendito el que viene en nombre del Señor; * el Señor es Dios: él nos
ilumina.
V. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
R. El Señor es Dios: él nos ilumina.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, a quien confiadamente invocamos con el nombre
de Padre, intensifica en nosotros el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que
merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
Himno: GRACIAS, SEÑOR POR EL DÍA
Gracias, Señor, por el día,
por tu mensaje de amor
que nos das en cada flor;
por esta luz de alegría,
te doy las gracias, Señor.
Gracias, Señor, por la espina
que encontraré en el sendero,
donde marcho pregonero
de tu esperanza divina;
gracias, por ser compañero.
Gracias, Señor, porque dejas
que abrase tu amor mi ser,
porque haces aparecer
tus flores a mis abejas,
tan sedientas de beber.
Gracias por este camino,
donde caigo y me levanto,
donde te entrego mi canto
mientras marcho peregrino,
Señor, a tu monte santo.
Gracias, Señor, por la luz
que ilumina mi existir;
por este dulce dormir
que me devuelve a tu cruz.
¡Gracias, Señor, por vivir! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu
pueblo.
Salmo 84 – NUESTRA SALVACIÓN ESTA CERCA
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.
Ant 2. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Cántico: HIMNO DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO Is 26, 1-4. 7-

  1. 12
    Tenemos una ciudad fuerte,
    ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
    Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
    que observa la lealtad;
    su ánimo está firme y mantiene la paz,
    porque confía en ti.
    Confiad siempre en el Señor,
    porque el Señor es la Roca perpetua:
    La senda del justo es recta.
    Tú allanas el sendero del justo;
    en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
    ansiando tu nombre y tu recuerdo.
    Mi alma te ansía de noche,
    mi espíritu en mi interior madruga por ti,
    porque tus juicios son luz de la tierra,
    y aprenden justicia los habitantes del orbe.
    Señor, tú nos darás la paz,
    porque todas nuestras empresas
    nos las realizas tú.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
    Ant 3. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
    Salmo 66 – QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
    El Señor tenga piedad y nos bendiga,
    ilumine su rostro sobre nosotros;
    conozca la tierra tus caminos,
    todos los pueblos tu salvación.
    ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
    que todos los pueblos te alaben.
    Que canten de alegría las naciones,
    porque riges el mundo con justicia,
    riges los pueblos con rectitud
    y gobiernas las naciones de la tierra.
    ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
    que todos los pueblos te alaben.
    La tierra ha dado su fruto,
    nos bendice el Señor, nuestro Dios.
    Que Dios nos bendiga; que le teman
    hasta los confines del orbe.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
    LECTURA BREVE 1Jn 4, 14-15
    Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para
    ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
    permanece en él y él en Dios.
    RESPONSORIO BREVE
    V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
    R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
    V. Mi alcázar, mi libertador.
    R. En que me amparo.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
    predicho por boca de sus Santos profetas.
    Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
    Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
    porque ha visitado y redimido a su pueblo.
    suscitándonos una fuerza de salvación
    en la casa de David, su siervo,
    según lo había predicho desde antiguo
    por boca de sus santos profetas:
    Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
    y de la mano de todos los que nos odian;
    ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
    recordando su santa alianza
    y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
    Para concedernos que, libres de temor,
    arrancados de la mano de los enemigos,
    le sirvamos con santidad y justicia,
    en su presencia, todos nuestros días.
    Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
    porque irás delante del Señor
    a preparar sus caminos,
    anunciando a su pueblo la salvación,
    el perdón de sus pecados.
    Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
    nos visitará el sol que nace de lo alto,
    para iluminar a los que viven en tiniebla
    y en sombra de muerte,
    para guiar nuestros pasos
    por el camino de la paz.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
    predicho por boca de sus Santos profetas.
    PRECES
    Adoremos a Cristo, que con su sangre ha adquirido el pueblo de la nueva
    alianza, y digámosle suplicantes:
    Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
    Rey y redentor nuestro, escucha la alabanza que te dirige tu Iglesia en el
    comienzo de este día,
    y haz que no deje nunca de glorificarte.
    Que nunca, Señor, quedemos confundidos
    los que en ti ponemos nuestra fe y nuestra esperanza.
    Mira compasivo nuestra debilidad y ven en ayuda nuestra,
    ya que sin ti nada podemos hacer.
    Acuérdate de los pobres y desvalidos;
    que este día que comienza les traiga solaz y alegría.
    Se pueden añadir algunas intenciones libres
    Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al
    Padre que a todos llegue el reino de su Hijo:
    Padre nuestro…
    ORACION
    Dios todopoderoso, de quien dimana la bondad y hermosura de todo lo creado;
    haz que comencemos este día con ánimo alegre, y que realicemos nuestras
    obras movidos por el amor a ti y a los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo,
    tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
    los siglos de los siglos. Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
    R. Amén.
    HORA TERCIA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Aleluya.
    Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
    El trabajo, Señor, de cada día
    nos sea por tu amor santificado,
    convierte su dolor en alegría
    de amor, que para dar tú nos has dado.
    Paciente y larga es nuestra tarea
    en la noche oscura del amor que espera;
    dulce huésped del alma, al que flaquea
    dale tu luz, tu fuerza que aligera.
    En el alto gozoso del camino,
    demos gracias a Dios, que nos concede
    la esperanza sin fin del don divino;
    todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Llamé, y él me respondió.
    Salmo 119 – DESEO DE LA PAZ
    En mi aflicción llamé al Señor,
    y él me respondió.
    Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
    de la lengua traidora.
    ¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
    lengua traidora?
    Flechas de arquero, afiladas
    con ascuas de retama.
    ¡Ay de mí, desterrado en Masac,
    acampado en Cadar!
    Demasiado llevo viviendo
    con los que odian la paz;
    cuando yo digo: «Paz»,
    ellos dicen: «Guerra».
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Llamé, y él me respondió.
    Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
    Salmo 120 – EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
    Levanto mis ojos a los montes:
    ¿de dónde me vendrá el auxilio?
    El auxilio me viene del Señor,
    que hizo el cielo y la tierra.
    No permitirá que resbale tu pie,
    tu guardián no duerme;
    no duerme ni reposa
    el guardián de Israel.
    El Señor te guarda a su sombra,
    está a tu derecha;
    de día el sol no te hará daño,
    ni la luna de noche.
    El Señor te guarda de todo mal,
    él guarda tu alma;
    el Señor guarda tus entradas y salidas,
    ahora y por siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.
    Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
    Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
    ¡Qué alegría cuando me dijeron:
    «Vamos a la casa del Señor»!
    Ya están pisando nuestros pies
    tus umbrales, Jerusalén.
    Jerusalén está fundada
    como ciudad bien compacta.
    Allá suben las tribus,
    las tribus del Señor,
    según la costumbre de Israel,
    a celebrar el nombre del Señor;
    en ella están los tribunales de justicia
    en el palacio de David.
    Desead la paz a Jerusalén:
    «Vivan seguros los que te aman,
    haya paz dentro de tus muros,
    seguridad en tus palacios.»
    Por mis hermanos y compañeros,
    voy a decir: «La paz contigo.»
    Por la casa del Señor, nuestro Dios,
    te deseo todo bien.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
    LECTURA BREVE Jr 22, 3
    Haced justicia y derecho, librad al oprimido de la mano del opresor; no abuséis
    del forastero, del huérfano y de la viuda; no derraméis sangre inocente en este
    lugar.
    V. El Señor juzgará el orbe con justicia.
    R. Y regirá las naciones con rectitud.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Dios todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu
    Paráclito a los apóstoles, derrama también sobre nosotros ese Espíritu de amor
    para que demos siempre fiel testimonio ante los hombres de aquel amor que
    es el distintivo de los discípulos de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de
    los siglos.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    HORA SEXTA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Aleluya.
    Himno: EL PAN DE CADA DÍA
    El pan de cada día
    dánoslo hoy, Señor, a manos llenas;
    convierte en alegría
    nuestras labores buenas
    y acaricia el dolor de nuestras penas.
    ¡Horas de tedio largas
    sin la presencia buena de tus manos!
    ¡Ay, las horas amargas
    nos vuelven inhumanos,
    si no abrimos el alma a los hermanos!
    Santifica el momento
    de este ruido tenaz, de esta fatiga.
    Busquemos el aliento
    de tu presencia amiga
    que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Amar es cumplir la ley entera.
    Salmo 118, 97-104
    ¡Cuánto amo tu voluntad!:
    todo el día la estoy meditando;
    tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,
    siempre me acompaña;
    soy más docto que todos mis maestros,
    porque medito tus preceptos.
    Soy más sagaz que los ancianos,
    porque cumplo tus leyes;
    aparto mi pie de toda senda mala,
    para guardar tu palabra;
    no me aparto de tus mandamientos,
    porque tú me has instruido.
    ¡Qué dulce al paladar tu promesa:
    más que miel en la boca!
    Considero tus decretos,
    y odio el camino de la mentira.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Amar es cumplir la ley entera.
    Ant 2. Acuérdate, Señor, de la comunidad que adquiriste desde antiguo.
    Salmo 73 I – LAMENTACIÓN ANTE EL TEMPLO DEVASTADO
    ¿Por qué, ¡oh Dios!, nos tienes siempre abandonados,
    y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
    Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo,
    de la tribu que rescataste para posesión tuya,
    del monte Sión donde pusiste tu morada.
    Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;
    el enemigo ha arrasado del todo el santuario.
    Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
    levantaron sus propios estandartes.
    En la entrada superior
    abatieron a hachazos el entramado;
    después, con martillos y mazas,
    destrozaron todas las esculturas.
    Prendieron fuego a tu santuario,
    derribaron y profanaron la morada de tu nombre.
    Pensaban: «Acabaremos con ellos»,
    e incendiaron todos los templos del país.
    Ya no vemos nuestros signos, ni hay profeta:
    nadie entre nosotros sabe hasta cuándo.
    ¿Hasta cuándo, Dios mío, nos va a afrentar el enemigo?
    ¿No cesará de despreciar tu nombre el adversario?
    ¿Por qué retraes tu mano izquierda
    y tienes tu derecha escondida en el pecho?
    Pero tú, Dios mío, eres rey desde siempre,
    tú ganaste la victoria en medio de la tierra.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Acuérdate, Señor, de la comunidad que adquiriste desde antiguo.
    Ant 3. Levántate, Señor, defiende tu causa.
    Salmo 73 II
    Tú hendiste con fuerza el mar,
    rompiste la cabeza del dragón marino;
    tú aplastaste la cabeza del Leviatán,
    se la echaste en pasto a las bestias del mar;
    tú alumbraste manantiales y torrentes,
    tú secaste ríos inagotables.
    Tuyo es el día, tuya la noche,
    tú colocaste la luna y el sol;
    tú plantaste los linderos del orbe,
    tú formaste el verano y el invierno.
    Tenlo en cuenta, Señor, que el enemigo te ultraja,
    que un pueblo insensato desprecia tu nombre;
    no entregues a los buitres la vida de tu tórtola,
    ni olvides sin remedio la vida de tus pobres.
    Piensa en tu alianza: que los rincones del país
    están llenos de violencias.
    Que el humilde no se marche defraudado,
    que pobres y afligidos alaben tu nombre.
    Levántate, ¡oh Dios!, defiende tu causa:
    recuerda los ultrajes continuos del insensato;
    no olvides las voces de tus enemigos,
    el tumulto creciente de los rebeldes contra ti.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Levántate, Señor, defiende tu causa.
    LECTURA BREVE Dt 15, 7-8
    Si hay entre los tuyos un pobre, un hermano, en una ciudad tuya, en esa tierra
    tuya que va a darte el Señor, tu Dios, no endurezcas el corazón ni cierres la
    mano a tu hermano pobre.
    V. Señor, tú escuchas los deseos de los humildes.
    R. Les prestas oído y los animas.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Dios nuestro, que revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones,
    danos tu gracia para que todas nuestras acciones sean agradables a tus ojos y
    útiles a tu designio de amor y salvación universal. Por Cristo nuestro Señor.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    HORA NONA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Aleluya.
    Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
    Fundamento de todo lo que existe,
    de tu pueblo elegido eterna roca,
    de los tiempos Señor, que prometiste
    dar tu vigor al que con fe te invoca.
    Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
    tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
    para amarte y servirte en esta vida
    y gozarte después de santa muerte.
    Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
    en este atardecer que se avecina,
    serena claridad y dulce brisa
    será tu amor que todo lo domina. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
    Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
    Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
    nos parecía soñar:
    la boca se nos llenaba de risas,
    la lengua de cantares.
    Hasta los gentiles decían:
    «El Señor ha estado grande con ellos.»
    El Señor ha estado grande con nosotros,
    y estamos alegres.
    Que el Señor cambie nuestra suerte
    como los torrentes del Negueb.
    Los que sembraban con lágrimas
    cosechan entre cantares.
    Al ir, iban llorando,
    llevando la semilla;
    al volver, vuelven cantando,
    trayendo sus gavillas.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
    Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
    Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
    Si el Señor no construye la casa,
    en vano se cansan los albañiles;
    si el Señor no guarda la ciudad,
    en vano vigilan los centinelas.
    Es inútil que madruguéis,
    que veléis hasta muy tarde,
    los que coméis el pan de vuestros sudores:
    ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
    La herencia que da el Señor son los hijos;
    una recompensa es el fruto de las entrañas:
    son saetas en mano de un guerrero
    los hijos de la juventud.
    Dichoso el hombre que llena
    con ellas su aljaba:
    no quedará derrotado cuando litigue
    con su adversario en la plaza.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
    Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.
    Salmo 127 – PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
    ¡Dichoso el que teme al Señor
    y sigue sus caminos!
    Comerás del fruto de tu trabajo,
    serás dichoso, te irá bien;
    tu mujer, como una vid fecunda,
    en medio de tu casa;
    tus hijos, como renuevos de olivo,
    alrededor de tu mesa:
    ésta es la bendición del hombre
    que teme al Señor.
    Que el Señor te bendiga desde Sión,
    que veas la prosperidad de Jerusalén
    todos los días de tu vida;
    que veas a los hijos de tus hijos.
    ¡Paz a Israel!
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Dichoso el que teme al Señor.
    LECTURA BREVE Pr 22, 22-23
    No robes al pobre, porque es pobre, no oprimas al desgraciado en el tribunal,
    porque el Señor defenderá su causa y pondrá zancadillas a los que se las
    ponían.
    V. Librará al pobre que clamaba.
    R. Y salvará la vida de los pobres.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Dios nuestro, que enviaste un ángel al centurión Cornelio para que le revelara
    el camino de la salvación, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en
    la salvación de los hombres, para que, junto con todos nuestros hermanos,
    incorporados a la Iglesia de tu Hijo, podamos llegar a ti. Por Cristo nuestro
    Señor.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    VÍSPERAS
    (Oración de la tarde)
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Aleluya.
    Himno: COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE
    Como el niño que no sabe dormirse
    sin cogerse a la mano de su madre,
    así mi corazón viene a ponerse
    sobre tus manos, al caer la tarde.
    Como el niño que sabe que alguien vela
    su sueño de inocencia y esperanza,
    así descansará mi alma segura
    sabiendo que eres tú quien nos aguarda.
    Tú endulzarás mi última amargura,
    tú aliviarás el último cansancio,
    tú cuidarás los sueños de la noche,
    tú borrarás las huellas de mi llanto.
    Tú nos darás mañana nuevamente
    la antorcha de la luz y la alegría,
    y, por las horas que te traigo muertas,
    tú me darás una mañana viva. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. El Señor rodea a su pueblo.
    Salmo 124 – EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
    Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
    no tiembla, está asentado para siempre.
    Jerusalén está rodeada de montañas,
    y el Señor rodea a su pueblo
    ahora y por siempre.
    No pesará el cetro de los malvados
    sobre el lote de los justos,
    no sea que los justos extiendan
    su mano a la maldad.
    Señor, concede bienes a los buenos,
    a los sinceros de corazón;
    y a los que se desvían por sendas tortuosas,
    que los rechace el Señor con los malhechores.
    ¡Paz a Israel!
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. El Señor rodea a su pueblo.
    Ant 2. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
    Salmo 130 – COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE
    DIOS
    Señor, mi corazón no es ambicioso,
    ni mis ojos altaneros;
    no pretendo grandezas
    que superan mi capacidad;
    sino que acallo y modero mis deseos,
    como un niño en brazos de su madre.
    Espere Israel en el Señor
    ahora y por siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
    Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
    Dios.
    Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
    Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
    el honor y el poder,
    porque tú has creado el universo;
    porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
    Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
    porque fuiste degollado
    y por tu sangre compraste para Dios
    hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
    y has hecho de ellos para nuestro Dios
    un reino de sacerdotes
    y reinan sobre la tierra.
    Digno es el Cordero degollado
    de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
    la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
    LECTURA BREVE Rm 12, 9-12
    Que vuestra caridad sea sincera. Aborreced el mal y aplicaos al bien. En punto
    a caridad fraterna, amaos entrañablemente unos a otros. En cuanto a la mutua
    estima, tened por más dignos a los demás. Nada de pereza en vuestro celo,
    sirviendo con fervor de espíritu al Señor. Que la esperanza os tenga alegres;
    estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.
    RESPONSORIO BREVE
    V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
    R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
    V. Tu fidelidad de generación en generación.
    R. Más estable que el cielo.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
    Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
    Proclama mi alma la grandeza del Señor,
    se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
    porque ha mirado la humillación de su esclava.
    Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
    porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
    su nombre es santo,
    y su misericordia llega a sus fieles
    de generación en generación.
    El hace proezas con su brazo:
    dispersa a los soberbios de corazón,
    derriba del trono a los poderosos
    y enaltece a los humildes,
    a los hambrientos los colma de bienes
    y a los ricos los despide vacíos.
    Auxilia a Israel, su siervo,
    acordándose de su misericordia
    -como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abraham y su descendencia por siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
    PRECES
    Invoquemos a Dios, esperanza de su pueblo, diciendo:
    Escúchanos, Señor.
    Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo,
    tu Hijo;
    haz que por él crezcamos en todo conocimiento.
    En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan;
    dales, pues, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su pensar y
    obrar.
    Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti
    procede,
    haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.
    Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas,
    da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.
    Se pueden añadir algunas intenciones libres
    Tú que nos has prometido la resurrección en el último día,
    no te olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal.
    Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al
    Padre común:
    Padre nuestro…
    ORACION
    Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y descienda
    sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda seremos salvados ahora y por
    siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
    unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
    R. Amén.
    COMPLETAS
    (Oración antes del descanso nocturno)
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Aleluya.
    EXAMEN DE CONCIENCIA
    Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
    concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
    Yo confieso ante Dios todopoderoso
    y ante vosotros, hermanos,
    que he pecado mucho
    de pensamiento, palabra, obra y omisión:
    por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
    Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
    a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
    que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
    V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
    pecados y nos lleve a la vida eterna.
    R. Amén.
    Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
    Cuando la luz del sol es ya poniente,
    gracias, Señor, es nuestra melodía;
    recibe, como ofrenda, amablemente,
    nuestro dolor, trabajo y alegría.
    Si poco fue el amor en nuestro empeño
    de darle vida al día que fenece,
    convierta en realidad lo que fue un sueño
    tu gran amor que todo lo engrandece.
    Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
    de pecadora en justa, e ilumina
    la senda de la vida y de la muerte
    del hombre que en la fe lucha y camina.
    Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
    la noche oscura sobre nuestro día,
    concédenos la paz y la esperanza
    de esperar cada noche tu gran día. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
    Salmo 142, 1-11 – LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
    Señor, escucha mi oración;
    tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
    tú que eres justo, escúchame.
    No llames a juicio a tu siervo,
    pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
    El enemigo me persigue a muerte,
    empuja mi vida al sepulcro,
    me confina a las tinieblas
    como a los muertos ya olvidados.
    mi aliento desfallece,
    mi corazón dentro de mí está yerto.
    Recuerdo los tiempos antiguos,
    medito todas tus acciones,
    considero las obras de tus manos
    y extiendo mis brazos hacia ti:
    tengo sed de ti como tierra reseca.
    Escúchame en seguida, Señor,
    que me falta el aliento.
    No me escondas tu rostro,
    igual que a los que bajan a la fosa.
    En la mañana hazme escuchar tu gracia,
    ya que confío en ti;
    indícame el camino que he de seguir,
    pues levanto mi alma a ti.
    Líbrame del enemigo, Señor,
    que me refugio en ti.
    Enséñame a cumplir tu voluntad,
    ya que tú eres mi Dios.
    Tu espíritu, que es bueno,
    me guíe por tierra llana.
    Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
    por tu clemencia, sácame de la angustia.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
    LECTURA BREVE 1Pe 5, 8-9
    Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente,
    ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe.
    RESPONSORIO BREVE
    V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
    R. Te encomiendo mi espíritu.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
    velemos con Cristo y descansemos en paz.
    CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
    Ahora, Señor, según tu promesa,
    puedes dejar a tu siervo irse en paz,
    porque mis ojos han visto a tu Salvador,
    a quien has presentado ante todos los pueblos
    luz para alumbrar a las naciones
    y gloria de tu pueblo Israel.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
    velemos con Cristo y descansemos en paz.
    ORACION
    OREMOS,
    Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que
    mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y
    gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor.
    Amén.
    BENDICIÓN
    V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
    muerte.
    R. Amén.
    ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
    Madre del Redentor, Virgen fecunda,
    puerta del cielo siempre abierta,
    estrella del mar,
    ven a librar al pueblo que tropieza
    y se quiere levantar.
    Ante la admiración de cielo y tierra,
    engendraste a tu santo Creador,
    y permaneces siempre virgen.
    Recibe el saludo del ángel Gabriel,
    y ten piedad de nosotros, pecadores.

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