Lunes 15 de julio 2024

TIEMPO ORDINARIO
LUNES DE LA SEMANA XV
Del común de pastores: para un santo obispo y Del Común de doctores de
la Iglesia. Salterio III
15 de julio
SAN BUENAVENTURA, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA).
Nació alrededor del año 1218 en Bagnoregio, en la región toscana; estudió
filosofía y teología en París y, habiendo obtenido el grado de maestro,
enseñó con gran provecho estas mismas asignaturas a sus compañeros de
la Orden franciscana. Fue elegido ministro general de su Orden, cargo que
ejerció con prudencia y sabiduría. Fue nombrado cardenal obispo de la
diócesis de Albano, y murió en Lyon el año 1274. Escribió muchas obras
filosóficas y teológicas.
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: HONDO SABER DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA
Hondo saber de Dios fue vuestra ciencia.
su espíritu de verdad os dio a beberla
en la Revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.
Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.
Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.
Demos gracias a Dios humildemente,
y al Hijo, su verdad que a todos guía,
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se levanta Dios y huyen de su presencia los que lo odian.
Salmo 67 I – ENTRADA TRIUNFAL DEL SEÑOR
Se levanta Dios y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos;
como se derrite la cera ante el fuego,
así perecen los impíos ante Dios.
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor,
alfombrad el camino del que avanza por el desierto;
su nombre es el Señor:
alegraos en su presencia.
Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece;
sólo los rebeldes
se quedan en la tierra abrasada.
¡Oh Dios!, cuando salías al frente de tu pueblo
y avanzabas por el desierto,
la tierra tembló, el cielo destiló
ante Dios, el Dios del Sinaí;
ante Dios, el Dios de Israel.
Derramaste en tu heredad, ¡oh Dios!, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra
que tu bondad, ¡oh Dios!, preparó para los pobres.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Se levanta Dios y huyen de su presencia los que lo odian.
Ant 2. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de
la muerte.
Salmo 67 II
El Señor pronuncia un oráculo,
millares pregonan la alegre noticia:
«Los reyes, los ejércitos van huyendo, van huyendo;
las mujeres reparten el botín.
Mientras reposabais en los apriscos,
las alas de la paloma se cubrieron de plata,
el oro destellaba en su plumaje.
Mientras el Todopoderoso dispersaba a los reyes,
la nieve bajaba sobre el Monte Umbrío.»
Las montañas de Basán son altísimas,
las montañas de Basán son escarpadas;
¿por qué tenéis envidia, montañas escarpadas,
del monte escogido por Dios para habitar,
morada perpetua del Señor?
Los carros de Dios son miles y miles:
Dios marcha del Sinaí al santuario.
Subiste a la cumbre llevando cautivos,
te dieron tributo de hombres:
incluso los que se resistían
a que el Señor Dios tuviera una morada.
Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte.
Dios aplasta las cabezas de sus enemigos,
los cráneos de los malvados contumaces.
Dice el Señor: «Los traeré desde Basán,
los traeré desde el fondo del mar;
teñirás tus pies en la sangre del enemigo,
y los perros la lamerán con sus lenguas.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de
la muerte.
Ant 3. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor.
Salmo 67 III
Aparece tu cortejo, ¡oh Dios!,
el cortejo de mi Dios, de mi Rey,
hacia el santuario.
Al frente marchan los cantores;
los últimos, los tocadores de arpa;
en medio las muchachas van tocando panderos.
«En el bullicio de la fiesta bendecid a Dios,
al Señor, estirpe de Israel.»
Va delante Benjamín, el más pequeño;
los príncipes de Judá con sus tropeles;
los príncipes de Zabulón,
los príncipes de Neftalí.
¡Oh Dios!, despliega tu poder,
tu poder, ¡oh Dios!, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo.
Reprime a la Fiera del Cañaveral,
al tropel de los toros,
a los Novillos de los pueblos.
Que se te rindan con lingotes de plata:
dispersa las naciones belicosas.
Lleguen los magnates de Egipto,
Etiopía extienda sus manos a Dios.
Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.»
Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder sobre las nubes.
Desde el santuario Dios impone reverencia:
es el Dios de Israel
quien da fuerza y poder a su pueblo.
¡Dios sea bendito!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor.
V. Voy a escuchar lo que dice el Señor.
R. Dios anuncia la paz a su pueblo.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Job 3, 1-26

LAMENTACIÓN DE JOB
Entonces Job abrió sus labios y maldijo el día de su nacimiento, diciendo:
«¡Perezca el día en que nací, la noche que dijo: “Se ha concebido un varón”!
Que ese día se vuelva tinieblas, que Dios desde lo alto no se ocupe de él,
que sobre él no brille la luz, que lo reclamen las tinieblas y las sombras, que
la niebla se pose sobre él, que un eclipse lo aterrorice, que se apodere de
esa noche la oscuridad, que no se sume a los días del año, que no entre en
la cuenta de los meses; que esa noche quede estéril y cerrada a los gritos
de júbilo, que la maldigan los que maldicen el Océano, los que entienden de
conjurar al Leviatán; que se velen las estrellas de su aurora, que espere la
luz en vano y no vea el parpadear de la alborada; porque no me cerró las
puertas del vientre de mi madre, ni escondió a mis ojos tanta miseria.
¿Por qué al salir del vientre no morí, o perecí al salir de las entrañas? ¿Por
qué me recibió un regazo y unos pechos me dieron de mamar?
Ahora dormiría tranquilo, descansaría en paz, lo mismo que los reyes de la
tierra que se alzan mausoleos, o como los nobles que amontonan oro y
plata en sus palacios.
Ahora sería un aborto enterrado, una criatura que no llegó a ver la luz. Allí
acaba el tumulto de los malvados, allí reposan los que están rendidos, con
ellos descansan los cautivos sin oír la voz del capataz; se confunden los
pequeños y los grandes y el esclavo se libra de su amo.
¿Para qué dar la luz a un desgraciado y vida al que la pasa en amargura; al
que ansía la muerte que no llega y escarba buscándola anhelante, como se
buscan los tesoros escondidos; al que se alegraría ante la tumba y gozaría
al recibir la sepultura; al hombre que no encuentra su camino porque Dios
le ha cerrado las salidas?
Por alimento tengo mis sollozos, como el agua se derraman mis gemidos; lo
que más temía me sucede, lo que más me aterraba me acontece. No tengo
paz ni calma ni descanso, y vivo entre continuos sobresaltos.»
RESPONSORIO Jb 3, 24-26; 6, 13
R. Por alimento tengo mis sollozos, como el agua se derraman mis gemidos;
lo que más temía me sucede, lo que más me aterraba me acontece, * y
vivo entre continuos sobresaltos.
V. Ya no encuentro apoyo alguno en mí, se me ha ido lejos toda ayuda.
R. Y vivo entre continuos sobresaltos.
SEGUNDA LECTURA
Del Opúsculo de san Buenaventura, obispo, Sobre el itinerario de la mente
hacia Dios
(Cap. 7, 1. 2. 4. 6: Opera omnia 5, 312-313)
LA SABIDURÍA MISTERIOSA REVELADA POR EL ESPÍRITU SANTO
Cristo es el camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo, él, que es
el propiciatorio colocado sobre el arca de Dios y el misterio oculto desde los
siglos. El que mira plenamente de cara este propiciatorio y lo contempla
suspendido en la cruz, con fe, con esperanza y caridad, con devoción,
admiración, alegría, reconocimiento, alabanza y júbilo, este tal realiza con
él la pascua, esto es, el paso, ya que, sirviéndose del bastón de la cruz,
atraviesa el mar Rojo, sale de Egipto y penetra en el desierto, donde
saborea el maná escondido, y descansa con Cristo en el sepulcro, como
muerto en lo exterior, pero sintiendo, en cuanto es posible en el presente
estado de viadores, lo que dijo Cristo al ladrón que estaba crucificado a su
lado: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
Para que este paso sea perfecto, hay que abandonar toda especulación de
orden intelectual y concentrar en Dios la totalidad de nuestras aspiraciones.
Esto es algo misterioso y secretísimo, que sólo puede conocer aquel que lo
recibe, y nadie lo recibe sino el que lo desea, y no lo desea sino aquel a
quien inflama en lo más íntimo el fuego del Espíritu Santo, que Cristo envió
a la tierra. Por esto dice el Apóstol que esta sabiduría misteriosa es revelada
por el Espíritu Santo.
Si quieres saber cómo se realizan estas cosas, pregunta a la gracia, no al
saber humano; pregunta al deseo, no al entendimiento; pregunta al gemido
expresado en la oración, no al estudio y la lectura; pregunta al Esposo, no
al Maestro; pregunta a Dios, no al hombre; pregunta a la oscuridad, no a la
claridad; no a la luz, sino al fuego que abrasa totalmente y que transporta
hacia Dios con unción suavísima y ardentísimos afectos. Este fuego es Dios,
cuyo horno, como dice el profeta, está en Jerusalén, y Cristo es quien lo
enciende con el fervor de su ardentísima pasión, fervor que sólo puede
comprender el que es capaz de decir: Preferiría morir asfixiado, preferiría la
muerte. El que de tal modo ama la muerte puede ver a Dios, ya que está
fuera de duda aquella afirmación de la Escritura: Nadie puede ver mi rostro
y seguir viviendo. Muramos, pues, y entremos en la oscuridad, impongamos
silencio a nuestras preocupaciones, deseos e imaginaciones; pasemos con
Cristo crucificado de este mundo al Padre, y así, una vez que nos haya
mostrado al Padre, podremos decir con Felipe: Eso nos basta; oigamos
aquellas palabras dirigidas a Pablo: Te basta mi gracia; alegrémonos con
David, diciendo: Se consumen mi corazón y mi carne por Dios, mi herencia
eterna. Bendito el Señor por siempre, y todo el pueblo diga: «¡Amén!»
RESPONSORIO 1Jn 3, 24; Sir 1, 9. 10
R. Quien guarda los mandamientos de Dios permanece en Dios y Dios en él;

  • Y conocemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha
    dado.
    V. Dios mismo creó la sabiduría, la derramó sobre todas sus obras y se la
    regaló a los que lo aman.
    R. y conocemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha
    dado.
    ORACIÓN.
    OREMOS,
    Dios todopoderoso, al celebrar hoy la festividad del obispo san
    Buenaventura, te pedimos nos concedas saber aprovechar sus preclaras
    enseñanzas e imitar su ardiente amor hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo,
    tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
    por los siglos de los siglos.
    Amén
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    LAUDES
    (Oración de la mañana)
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Señor abre mis labios
    R. Y mi boca proclamará tu alabanza
    INVITATORIO
    Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
    Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
    Venid, aclamemos al Señor,
    demos vítores a la Roca que nos salva;
    entremos a su presencia dándole gracias,
    aclamándolo con cantos.
    Porque el Señor es un Dios grande,
    soberano de todos los dioses:
    tiene en su mano las simas de la tierra,
    son suyas las cumbres de los montes;
    suyo es el mar, porque él lo hizo,
    la tierra firme que modelaron sus manos.
    Venid, postrémonos por tierra,
    bendiciendo al Señor, creador nuestro.
    Porque él es nuestro Dios,
    y nosotros su pueblo,
    el rebaño que él guía.
    Ojalá escuchéis hoy su voz:
    «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
    como el día de Masá en el desierto;
    cuando vuestros padres me pusieron a prueba
    y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
    Durante cuarenta años
    aquella generación me repugnó, y dije:
    Es un pueblo de corazón extraviado,
    que no reconoce mi camino;
    por eso he jurado en mi cólera
    que no entrarán en mi descanso»
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
    Para vosotros, el misterio del Padre;
    con vosotros, la luz del Verbo;
    en vosotros, la llama del Amor
    que es fuego.
    ¡Hontanares de Dios!,
    ¡hombres del Evangelio!,
    ¡humildes inteligencias luminosas!,
    ¡grandes hombres de barro tierno!
    El mundo tiene hambre de infinito
    y sed de cielo;
    las criaturas nos atan a lo efímero
    y nos vamos perdiendo en el tiempo.
    Para nosotros,
    el misterio que aprendisteis del Padre;
    con nosotros, la luz que os dio el Verbo;
    en nosotros, el Amor ingénito.
    ¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!
    dadnos una vida y un anhelo,
    la angustia por la verdad,
    por el error el miedo.
    Dadnos una vida de rodillas
    ante el misterio,
    una visión de este mundo de muerte
    y una esperanza de cielo.
    Padre, te pedimos para la Iglesia
    la ciencia de estos maestros. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu
    pueblo.
    Salmo 84 – NUESTRA SALVACIÓN ESTA CERCA
    Señor, has sido bueno con tu tierra,
    has restaurado la suerte de Jacob,
    has perdonado la culpa de tu pueblo,
    has sepultado todos sus pecados,
    has reprimido tu cólera,
    has frenado el incendio de tu ira.
    Restáuranos, Dios salvador nuestro;
    cesa en tu rencor contra nosotros.
    ¿Vas a estar siempre enojado,
    o a prolongar tu ira de edad en edad?
    ¿No vas a devolvernos la vida,
    para que tu pueblo se alegre contigo?
    Muéstranos, Señor, tu misericordia
    y danos tu salvación.
    Voy a escuchar lo que dice el Señor:
    «Dios anuncia la paz
    a su pueblo y a sus amigos
    y a los que se convierten de corazón.»
    La salvación está ya cerca de sus fieles,
    y la gloria habitará en nuestra tierra;
    la misericordia y la fidelidad se encuentran,
    la justicia y la paz se besan;
    la fidelidad brota de la tierra,
    y la justicia mira desde el cielo;
    el Señor dará la lluvia,
    y nuestra tierra dará su fruto.
    La justicia marchará ante él,
    la salvación seguirá sus pasos.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu
    pueblo.
    Ant 2. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
    Càntico: HIMNO DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO Is 26, 1-4.
    7-9. 12
    Tenemos una ciudad fuerte,
    ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
    Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
    que observa la lealtad;
    su ánimo está firme y mantiene la paz,
    porque confía en ti.
    Confiad siempre en el Señor,
    porque el Señor es la Roca perpetua:
    La senda del justo es recta.
    Tú allanas el sendero del justo;
    en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
    ansiando tu nombre y tu recuerdo.
    Mi alma te ansía de noche,
    mi espíritu en mi interior madruga por ti,
    porque tus juicios son luz de la tierra,
    y aprenden justicia los habitantes del orbe.
    Señor, tú nos darás la paz,
    porque todas nuestras empresas
    nos las realizas tú.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
    Ant 3. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
    Salmo 66 – QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
    El Señor tenga piedad y nos bendiga,
    ilumine su rostro sobre nosotros;
    conozca la tierra tus caminos,
    todos los pueblos tu salvación.
    ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
    que todos los pueblos te alaben.
    Que canten de alegría las naciones,
    porque riges el mundo con justicia,
    riges los pueblos con rectitud
    y gobiernas las naciones de la tierra.
    ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
    que todos los pueblos te alaben.
    La tierra ha dado su fruto,
    nos bendice el Señor, nuestro Dios.
    Que Dios nos bendiga; que le teman
    hasta los confines del orbe.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
    LECTURA BREVE Sb 7, 13-14
    Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus
    riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo
    adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los
    recomienda.
    RESPONSORIO BREVE
    V. El pueblo cuenta su sabiduría.
    R. El pueblo cuenta su sabiduría.
    V. La asamblea pregona su alabanza.
    R. Cuenta su sabiduría.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. El pueblo cuenta su sabiduría.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia
    a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
    Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
    Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
    porque ha visitado y redimido a su pueblo.
    suscitándonos una fuerza de salvación
    en la casa de David, su siervo,
    según lo había predicho desde antiguo
    por boca de sus santos profetas:
    Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
    y de la mano de todos los que nos odian;
    ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
    recordando su santa alianza
    y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
    Para concedernos que, libres de temor,
    arrancados de la mano de los enemigos,
    le sirvamos con santidad y justicia,
    en su presencia, todos nuestros días.
    Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
    porque irás delante del Señor
    a preparar sus caminos,
    anunciando a su pueblo la salvación,
    el perdón de sus pecados.
    Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
    nos visitará el sol que nace de lo alto,
    para iluminar a los que viven en tiniebla
    y en sombra de muerte,
    para guiar nuestros pasos
    por el camino de la paz.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia
    a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
    PRECES
    Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y
    supliquémosle diciendo:
    Apacienta a tu pueblo, Señor.
    Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu
    misericordia y tu amor,
    haz que por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
    Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el
    único pastor de tu pueblo,
    no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
    Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de
    los cuerpos y de las almas,
    haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas
    de una vida santa.
    Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el
    amor de los santos,
    haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
    Se pueden añadir algunas intenciones libres
    Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
    Padre nuestro…
    ORACION
    Dios todopoderoso, al celebrar hoy la festividad del obispo san
    Buenaventura, te pedimos nos concedas saber aprovechar sus preclaras
    enseñanzas e imitar su ardiente amor hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo,
    tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
    por los siglos de los siglos. Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
    eterna.
    R. Amén.
    HORA TERCIA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
    El trabajo, Señor, de cada día
    nos sea por tu amor santificado,
    convierte su dolor en alegría
    de amor, que para dar tú nos has dado.
    Paciente y larga es nuestra tarea
    en la noche oscura del amor que espera;
    dulce huésped del alma, al que flaquea
    dale tu luz, tu fuerza que aligera.
    En el alto gozoso del camino,
    demos gracias a Dios, que nos concede
    la esperanza sin fin del don divino;
    todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Llamé, y él me respondió.
    Salmo 119 – DESEO DE LA PAZ
    En mi aflicción llamé al Señor,
    y él me respondió.
    Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
    de la lengua traidora.
    ¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
    lengua traidora?
    Flechas de arquero, afiladas
    con ascuas de retama.
    ¡Ay de mí, desterrado en Masac,
    acampado en Cadar!
    Demasiado llevo viviendo
    con los que odian la paz;
    cuando yo digo: «Paz»,
    ellos dicen: «Guerra».
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Llamé, y él me respondió.
    Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
    Salmo 120 – EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
    Levanto mis ojos a los montes:
    ¿de dónde me vendrá el auxilio?
    El auxilio me viene del Señor,
    que hizo el cielo y la tierra.
    No permitirá que resbale tu pie,
    tu guardián no duerme;
    no duerme ni reposa
    el guardián de Israel.
    El Señor te guarda a su sombra,
    está a tu derecha;
    de día el sol no te hará daño,
    ni la luna de noche.
    El Señor te guarda de todo mal,
    él guarda tu alma;
    el Señor guarda tus entradas y salidas,
    ahora y por siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.
    Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
    Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
    ¡Qué alegría cuando me dijeron:
    «Vamos a la casa del Señor»!
    Ya están pisando nuestros pies
    tus umbrales, Jerusalén.
    Jerusalén está fundada
    como ciudad bien compacta.
    Allá suben las tribus,
    las tribus del Señor,
    según la costumbre de Israel,
    a celebrar el nombre del Señor;
    en ella están los tribunales de justicia
    en el palacio de David.
    Desead la paz a Jerusalén:
    «Vivan seguros los que te aman,
    haya paz dentro de tus muros,
    seguridad en tus palacios.»
    Por mis hermanos y compañeros,
    voy a decir: «La paz contigo.»
    Por la casa del Señor, nuestro Dios,
    te deseo todo bien.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
    LECTURA BREVE Jr 22, 3
    Haced justicia y derecho, librad al oprimido de la mano del opresor; no
    abuséis del forastero, del huérfano y de la viuda; no derraméis sangre
    inocente en este lugar.
    V. El Señor juzgará el orbe con justicia.
    R. Y regirá las naciones con rectitud.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Dios todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu
    Paráclito a los apóstoles, derrama también sobre nosotros ese Espíritu de
    amor para que demos siempre fiel testimonio ante los hombres de aquel
    amor que es el distintivo de los discípulos de tu Hijo. Él, que vive y reina
    por los siglos de los siglos.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    HORA SEXTA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO
    Te está cantando el martillo
    y rueda en tu honor la rueda.
    Puede que la luz no pueda
    librar del humo su brillo.
    ¡Qué sudoroso y sencillo
    te pones a mediodía,
    Dios de esta dura porfía
    de estar sin pausa creando,
    y verte necesitando
    del hombre más cada día!
    Quién diga que Dios ha muerto
    que salga a la luz y vea
    si el mundo es o no tarea
    de un Dios que sigue despierto.
    Ya no es su sitio el desierto
    ni en la montaña se esconde;
    decid, si preguntan dónde,
    que Dios está -sin mortajaen donde un hombre trabaja
    y un corazón le responde. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Amar es cumplir la ley entera.
    Salmo 118, 97-104
    ¡Cuánto amo tu voluntad!:
    todo el día la estoy meditando;
    tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,
    siempre me acompaña;
    soy más docto que todos mis maestros,
    porque medito tus preceptos.
    Soy más sagaz que los ancianos,
    porque cumplo tus leyes;
    aparto mi pie de toda senda mala,
    para guardar tu palabra;
    no me aparto de tus mandamientos,
    porque tú me has instruido.
    ¡Qué dulce al paladar tu promesa:
    más que miel en la boca!
    Considero tus decretos,
    y odio el camino de la mentira.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Amar es cumplir la ley entera.
    Ant 2. Acuérdate, Señor, de la comunidad que adquiriste desde antiguo.
    Salmo 73 I – LAMENTACIÓN ANTE EL TEMPLO DEVASTADO
    ¿Por qué, ¡oh Dios!, nos tienes siempre abandonados,
    y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
    Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo,
    de la tribu que rescataste para posesión tuya,
    del monte Sión donde pusiste tu morada.
    Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;
    el enemigo ha arrasado del todo el santuario.
    Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
    levantaron sus propios estandartes.
    En la entrada superior
    abatieron a hachazos el entramado;
    después, con martillos y mazas,
    destrozaron todas las esculturas.
    Prendieron fuego a tu santuario,
    derribaron y profanaron la morada de tu nombre.
    Pensaban: «Acabaremos con ellos»,
    e incendiaron todos los templos del país.
    Ya no vemos nuestros signos, ni hay profeta:
    nadie entre nosotros sabe hasta cuándo.
    ¿Hasta cuándo, Dios mío, nos va a afrentar el enemigo?
    ¿No cesará de despreciar tu nombre el adversario?
    ¿Por qué retraes tu mano izquierda
    y tienes tu derecha escondida en el pecho?
    Pero tú, Dios mío, eres rey desde siempre,
    tú ganaste la victoria en medio de la tierra.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Acuérdate, Señor, de la comunidad que adquiriste desde antiguo.
    Ant 3. Levántate, Señor, defiende tu causa.
    Salmo 73 II
    Tú hendiste con fuerza el mar,
    rompiste la cabeza del dragón marino;
    tú aplastaste la cabeza del Leviatán,
    se la echaste en pasto a las bestias del mar;
    tú alumbraste manantiales y torrentes,
    tú secaste ríos inagotables.
    Tuyo es el día, tuya la noche,
    tú colocaste la luna y el sol;
    tú plantaste los linderos del orbe,
    tú formaste el verano y el invierno.
    Tenlo en cuenta, Señor, que el enemigo te ultraja,
    que un pueblo insensato desprecia tu nombre;
    no entregues a los buitres la vida de tu tórtola,
    ni olvides sin remedio la vida de tus pobres.
    Piensa en tu alianza: que los rincones del país
    están llenos de violencias.
    Que el humilde no se marche defraudado,
    que pobres y afligidos alaben tu nombre.
    Levántate, ¡oh Dios!, defiende tu causa:
    recuerda los ultrajes continuos del insensato;
    no olvides las voces de tus enemigos,
    el tumulto creciente de los rebeldes contra ti.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Levántate, Señor, defiende tu causa.
    LECTURA BREVE Dt 15, 7-8
    Si hay entre los tuyos un pobre, un hermano, en una ciudad tuya, en esa
    tierra tuya que va a darte el Señor, tu Dios, no endurezcas el corazón ni
    cierres la mano a tu hermano pobre.
    V. Señor, tú escuchas los deseos de los humildes.
    R. Les prestas oído y los animas.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Dios nuestro, que revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones,
    danos tu gracia para que todas nuestras acciones sean agradables a tus
    ojos y útiles a tu designio de amor y salvación universal. Por Cristo nuestro
    Señor.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    HORA NONA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
    Fundamento de todo lo que existe,
    de tu pueblo elegido eterna roca,
    de los tiempos Señor, que prometiste
    dar tu vigor al que con fe te invoca.
    Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
    tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
    para amarte y servirte en esta vida
    y gozarte después de santa muerte.
    Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
    en este atardecer que se avecina,
    serena claridad y dulce brisa
    será tu amor que todo lo domina. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
    Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
    Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
    nos parecía soñar:
    la boca se nos llenaba de risas,
    la lengua de cantares.
    Hasta los gentiles decían:
    «El Señor ha estado grande con ellos.»
    El Señor ha estado grande con nosotros,
    y estamos alegres.
    Que el Señor cambie nuestra suerte
    como los torrentes del Negueb.
    Los que sembraban con lágrimas
    cosechan entre cantares.
    Al ir, iban llorando,
    llevando la semilla;
    al volver, vuelven cantando,
    trayendo sus gavillas.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
    Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
    Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
    Si el Señor no construye la casa,
    en vano se cansan los albañiles;
    si el Señor no guarda la ciudad,
    en vano vigilan los centinelas.
    Es inútil que madruguéis,
    que veléis hasta muy tarde,
    los que coméis el pan de vuestros sudores:
    ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
    La herencia que da el Señor son los hijos;
    una recompensa es el fruto de las entrañas:
    son saetas en mano de un guerrero
    los hijos de la juventud.
    Dichoso el hombre que llena
    con ellas su aljaba:
    no quedará derrotado cuando litigue
    con su adversario en la plaza.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
    Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.
    Salmo 127 – PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
    ¡Dichoso el que teme al Señor
    y sigue sus caminos!
    Comerás del fruto de tu trabajo,
    serás dichoso, te irá bien;
    tu mujer, como una vid fecunda,
    en medio de tu casa;
    tus hijos, como renuevos de olivo,
    alrededor de tu mesa:
    ésta es la bendición del hombre
    que teme al Señor.
    Que el Señor te bendiga desde Sión,
    que veas la prosperidad de Jerusalén
    todos los días de tu vida;
    que veas a los hijos de tus hijos.
    ¡Paz a Israel!
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Dichoso el que teme al Señor.
    LECTURA BREVE Pr 22, 22-23
    No robes al pobre, porque es pobre, no oprimas al desgraciado en el
    tribunal, porque el Señor defenderá su causa y pondrá zancadillas a los que
    se las ponían.
    V. Librará al pobre que clamaba.
    R. Y salvará la vida de los pobres.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Dios nuestro, que enviaste un ángel al centurión Cornelio para que le
    revelara el camino de la salvación, ayúdanos a trabajar cada día con mayor
    entrega en la salvación de los hombres, para que, junto con todos nuestros
    hermanos, incorporados a la Iglesia de tu Hijo, podamos llegar a ti. Por
    Cristo nuestro Señor.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    VÍSPERAS
    (Oración de la tarde)
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: VERBO DE DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
    Verbo de Dios, eterna luz divina,
    fuente eternal de toda verdad pura,
    gloria de Dios, que el cosmos ilumina,
    antorcha toda luz en noche oscura.
    Palabra eternamente pronunciada
    en la mente del Padre, ¡oh regocijo!,
    que en el tiempo a los hombres nos fue dada
    en el seno de Virgen, hecha Hijo.
    Las tinieblas de muerte y de pecado,
    en que yacía el hombre, así vencido,
    su verdad y su luz han disipado,
    con su vida y su muerte ha redimido.
    Con destellos de luz que Dios envía,
    no dejéis de brillar, faros divinos;
    de los hombres y pueblos sed su guía,
    proclamad la verdad en los caminos. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. El Señor rodea a su pueblo.
    Salmo 124 – EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
    Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
    no tiembla, está asentado para siempre.
    Jerusalén está rodeada de montañas,
    y el Señor rodea a su pueblo
    ahora y por siempre.
    No pesará el cetro de los malvados
    sobre el lote de los justos,
    no sea que los justos extiendan
    su mano a la maldad.
    Señor, concede bienes a los buenos,
    a los sinceros de corazón;
    y a los que se desvían por sendas tortuosas,
    que los rechace el Señor con los malhechores.
    ¡Paz a Israel!
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor rodea a su pueblo.
    Ant 2. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
    Salmo 130 – COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN BRAZOS DE DIOS.
    Señor, mi corazón no es ambicioso,
    ni mis ojos altaneros;
    no pretendo grandezas
    que superan mi capacidad;
    sino que acallo y modero mis deseos,
    como un niño en brazos de su madre.
    Espere Israel en el Señor
    ahora y por siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
    Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
    Dios.
    Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap. 4, 11; 5, 9-10. 12
    Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
    el honor y el poder,
    porque tú has creado el universo;
    porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
    Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
    porque fuiste degollado
    y por tu sangre compraste para Dios
    hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
    y has hecho de ellos para nuestro Dios
    un reino de sacerdotes
    y reinan sobre la tierra.
    Digno es el Cordero degollado
    de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
    la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
    Dios.
    LECTURA BREVE St 3, 17-18
    La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de
    la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante,
    sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la
    justicia.
    RESPONSORIO BREVE
    V. En la asamblea le da la palabra.
    R. En la asamblea le da la palabra.
    V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
    R. Le da la palabra.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. En la asamblea le da la palabra.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Buenaventura, fiel
    cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
    Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
    Proclama mi alma la grandeza del Señor,
    se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
    porque ha mirado la humillación de su esclava.
    Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
    porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
    su nombre es santo,
    y su misericordia llega a sus fieles
    de generación en generación.
    El hace proezas con su brazo:
    dispersa a los soberbios de corazón,
    derriba del trono a los poderosos
    y enaltece a los humildes,
    a los hambrientos los colma de bienes
    y a los ricos los despide vacíos.
    Auxilia a Israel, su siervo,
    acordándose de su misericordia
    -como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abraham y su descendencia por siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Buenaventura, fiel
    cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
    PRECES
    Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo
    que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
    Salva a tu pueblo, Señor.
    Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
    haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
    Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés
    oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
    purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los
    santos.
    Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu,
    los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
    llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
    Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
    no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva
    alejado de ti.
    Se pueden añadir algunas intenciones libres
    Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus
    ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
    salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
    Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda
    oración:
    Padre nuestro…
    ORACION
    Dios todopoderoso, al celebrar hoy la festividad del obispo san
    Buenaventura, te pedimos nos concedas saber aprovechar sus preclaras
    enseñanzas e imitar su ardiente amor hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo,
    tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
    por los siglos de los siglos. Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
    eterna.
    R. Amén.
    COMPLETAS
    (Oración antes del descanso nocturno)
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    EXAMEN DE CONCIENCIA
    Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
    concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
    Yo confieso ante Dios todopoderoso
    y ante vosotros, hermanos,
    que he pecado mucho
    de pensamiento, palabra, obra y omisión:
    por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
    Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
    a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
    que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
    V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
    pecados y nos lleve a la vida eterna.
    R. Amén.
    Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
    Cuando la luz del sol es ya poniente,
    gracias, Señor, es nuestra melodía;
    recibe, como ofrenda, amablemente,
    nuestro dolor, trabajo y alegría.
    Si poco fue el amor en nuestro empeño
    de darle vida al día que fenece,
    convierta en realidad lo que fue un sueño
    tu gran amor que todo lo engrandece.
    Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
    de pecadora en justa, e ilumina
    la senda de la vida y de la muerte
    del hombre que en la fe lucha y camina.
    Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
    la noche oscura sobre nuestro día,
    concédenos la paz y la esperanza
    de esperar cada noche tu gran día. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
    Salmo 142, 1-11 – LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
    Señor, escucha mi oración;
    tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
    tú que eres justo, escúchame.
    No llames a juicio a tu siervo,
    pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
    El enemigo me persigue a muerte,
    empuja mi vida al sepulcro,
    me confina a las tinieblas
    como a los muertos ya olvidados.
    mi aliento desfallece,
    mi corazón dentro de mí está yerto.
    Recuerdo los tiempos antiguos,
    medito todas tus acciones,
    considero las obras de tus manos
    y extiendo mis brazos hacia ti:
    tengo sed de ti como tierra reseca.
    Escúchame en seguida, Señor,
    que me falta el aliento.
    No me escondas tu rostro,
    igual que a los que bajan a la fosa.
    En la mañana hazme escuchar tu gracia,
    ya que confío en ti;
    indícame el camino que he de seguir,
    pues levanto mi alma a ti.
    Líbrame del enemigo, Señor,
    que me refugio en ti.
    Enséñame a cumplir tu voluntad,
    ya que tú eres mi Dios.
    Tu espíritu, que es bueno,
    me guíe por tierra llana.
    Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
    por tu clemencia, sácame de la angustia.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
    LECTURA BREVE 1Pe 5,8-9
    Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león
    rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe.
    RESPONSORIO BREVE
    V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
    R. Te encomiendo mi espíritu.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
    velemos con Cristo y descansemos en paz.
    CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
    Ahora, Señor, según tu promesa,
    puedes dejar a tu siervo irse en paz,
    porque mis ojos han visto a tu Salvador,
    a quien has presentado ante todos los pueblos
    luz para alumbrar a las naciones
    y gloria de tu pueblo Israel.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
    velemos con Cristo y descansemos en paz.
    ORACION
    OREMOS,
    Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que
    mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y
    gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor.
    Amén.
    BENDICIÓN
    V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
    muerte.
    R. Amén.
    ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
    Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
    vida, dulzura y esperanza nuestra,
    Dios te salve.
    A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
    a ti suspiramos , gimiendo y llorando
    en este valle de lágrimas.
    Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
    vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
    y después de este destierro muéstranos a Jesús,
    fruto bendito de tu vientre.
    ¡Oh clemente, oh piadosa,
    oh dulce Virgen María!

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