Martes 12 de noviembre 2024

TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XXXII
Del Común de un mártir. Salterio IV
12 de noviembre
SAN JOSAFAT, obispo y mártir. (MEMORIA)
Nació en Ucrania hacia el año 1580, de padres ortodoxos; se convirtió a la
fe católica e ingresó en la Orden de san Basilio. Ordenado sacerdote y
elegido obispo de Pólotzk, trabajó infatigablemente por la unidad de la
Iglesia. Perseguido a muerte por sus enemigos, sufrió el martirio el año


  1. OFICIO DE LECTURA
    Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
    V. Señor abre mis labios
    R. Y mi boca proclamará tu alabanza
    Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
    Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
    Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: TESTIGOS DE AMOR
    Testigos de amor
    de Cristo Señor,
    mártires santos.
    Rosales en flor
    de Cristo el olor,
    mártires santos.
    Palabras en luz
    de Cristo Jesús,
    mártires santos.
    Corona inmortal
    del Cristo total,
    mártires santos. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
    Salmo 102 I – HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS
    Bendice, alma mía, al Señor,
    y todo mi ser a su santo nombre.
    Bendice, alma mía, al Señor,
    y no olvides sus beneficios.
    Él perdona todas tus culpas
    y cura todas tus enfermedades;
    él rescata tu vida de la fosa
    y te colma de gracia y de ternura;
    él sacia de bienes tus anhelos,
    y como un águila se renueva tu juventud.
    El Señor hace justicia
    y defiende a todos los oprimidos;
    enseñó sus caminos a Moisés
    y sus hazañas a los hijos de Israel.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
    Ant 2. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura
    por sus fieles.
    Salmo 102 II
    El Señor es compasivo y misericordioso,
    lento a la ira y rico en clemencia;
    no está siempre acusando
    ni guarda rencor perpetuo;
    no nos trata como merecen nuestros pecados
    ni nos paga según nuestras culpas.
    Como se levanta el cielo sobre la tierra,
    se levanta su bondad sobre sus fieles;
    como dista el oriente del ocaso,
    así aleja de nosotros nuestros delitos.
    Como un padre siente ternura por sus hijos,
    siente el Señor ternura por sus fieles;
    porque él sabe de que estamos hechos,
    se acuerda de que somos barro.
    Los días del hombre duran lo que la hierba,
    florecen como flor del campo,
    que el viento la roza, y ya no existe,
    su terreno no volverá a verla.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por
    sus fieles.
    Ant 3. Bendecid al Señor, todas sus obras.
    Salmo 102 III
    Pero la misericordia del Señor dura siempre,
    su justicia pasa de hijos a nietos:
    para los que guardan la alianza
    y recitan y cumplen sus mandatos.
    El Señor puso en el cielo su trono,
    su soberanía gobierna el universo.
    Bendecid al Señor, ángeles suyos,
    poderosos ejecutores de sus órdenes,
    prontos a la voz de su palabra.
    Bendecid al Señor, ejércitos suyos,
    servidores que cumplís sus deseos.
    Bendecid al Señor, todas sus obras,
    en todo lugar de su imperio.
    Bendice, alma mía, al Señor.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Bendecid al Señor, todas sus obras.
    V. Ábreme los ojos, Señor.
    R. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
    PRIMERA LECTURA
    Del segundo libro de los Macabeos 7, 1-19
    MARTIRIO DE LOS SIETE HERMANOS
    En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo
    azotar con látigos y nervios para forzarles a comer carne de cerdo,
    prohibida por la ley. Uno de ellos habló en nombre de los demás:
    «¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que
    quebrantar la ley de nuestros padres.»
    Fuera de sí, el rey ordenó poner al fuego sartenes y ollas. Las pusieron al
    fuego inmediatamente, y el rey ordenó que cortaran la lengua al que había
    hablado en nombre de todos, que le arrancaran el cuero cabelludo y le
    amputaran las extremidades a la vista de los demás hermanos y de su
    madre. Cuando el muchacho estaba ya inutilizado del todo, el rey mandó
    aplicarle fuego y freírlo; todavía respiraba. Mientras se esparcía a lo ancho
    el olor de la sartén, los otros, con la madre, se animaban entre sí a morir
    noblemente:
    «El Señor Dios nos contempla, y de verdad se compadece de nosotros,
    como declaró Moisés en el cántico de denuncia contra Israel: “Se
    compadecerá de sus siervos”.»
    Cuando murió así el primero, llevaron al segundo al suplicio; le arrancaron
    los cabellos con la piel, y le preguntaban si pensaba comer antes que lo
    atormentasen miembro a miembro. Él respondió en la lengua materna:
    «¡No comeré!»
    Por eso, también él sufrió a su vez el martirio como el primero; y, estando
    para morir, dijo:
    «Tú, malvado, nos arrancas la vida presente. Pero, cuando hayamos muerto
    por su ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna.»
    Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la lengua, lo hizo en
    seguida, y alargó las manos con gran valor. Y habló dignamente:
    «De Dios las recibí, y por sus leyes las desprecio. Espero recobrarlas del
    mismo Dios.»
    El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los
    tormentos. Cuando murió éste, torturaron de modo semejante al cuarto; y,
    cuando estaba para morir, dijo:
    «Vale la pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios
    mismo nos resucitará. En cambio, tú no resucitarás para la vida.»
    Después sacaron al quinto, y lo atormentaban; pero él, mirando al rey, le
    dijo:
    «Aunque eres un simple mortal, haces lo que quieres porque tienes poder
    sobre los hombres. Pero no te creas que Dios ha abandonado a nuestra
    nación. Espera un poco y ya verás cómo su gran poder te tortura a ti y a tu
    descendencia.»
    Después de éste llevaron al sexto; y, cuando iba a morir, dijo:
    «No te engañes neciamente. Nosotros sufrimos esto porque hemos pecado
    contra nuestro Dios; por eso, han ocurrido estas cosas extrañas. Pero no
    pienses que vas a quedar impune tú, que te has atrevido a luchar contra
    Dios.»
    RESPONSORIO Sal 132, 1
    R. Por su fidelidad a la alianza del Señor y a las leyes paternas, los santos
    de Dios se mantuvieron firmes en el amor fraterno; * porque tuvieron
    siempre un solo espíritu y una sola fe.
    V. Ved qué paz y qué alegría, convivir los hermanos unidos.
    R. Porque tuvieron siempre un solo espíritu y una sola fe.
    SEGUNDA LECTURA
    De la carta encíclica Ecclésiam Dei del papa Pío once
    (AAS 15 [1923], 573-582)
    DERRAMÓ SU SANGRE POR LA UNIDAD DE LA IGLESIA
    Sabemos que la Iglesia de Dios, constituida por su admirable designio para
    ser en la plenitud de los tiempos como una inmensa familia que abarque a
    todo el género humano, es notable, por institución divina, tanto por su
    unidad ecuménica, como por otras notas que la caracterizan.
    En efecto, Cristo el Señor no sólo encomendó a solos los apóstoles la misión
    que él había recibido del Padre, cuando les dijo: Dios me ha dado todo
    poder en el cielo y en la tierra; id, pues, y sed los maestros de todas las
    naciones, sino que quiso también que el colegio apostólico tuviera la
    máxima unidad, unido por un doble y estrecho vínculo, a saber:
    intrínsecamente, por una misma fe y por la caridad que ha sido derramada
    en nuestros corazones con el Espíritu Santo; extrínsecamente, por el
    gobierno de uno solo sobre todos, ya que confirió a Pedro la primacía sobre
    los demás apóstoles, como principio perpetuo y fundamento visible de
    unidad. Y, para que esta unidad y acuerdo se mantuviera a perpetuidad,
    Dios providentísimo la consagró en cierto modo con el signo de la santidad
    y del martirio.
    Este honor tan grande obtuvo aquel arzobispo de Pólotzk, llamado Josafat,
    de rito eslavo oriental, al que con razón consideramos como el hombre más
    eminente y destacado entre los eslavos de rito oriental, ya que difícilmente
    encontraríamos a otro que haya contribuido a la gloria y provecho de la
    Iglesia más que éste, su pastor y apóstol, principalmente cuando derramó
    su sangre por la unidad de la santa Iglesia. Además, sintiéndose movido por
    un impulso celestial, comprendió que podría contribuir en gran manera al
    restablecimiento de la santa unidad universal de la Iglesia el hecho de
    conservar en ella el rito oriental eslavo y la institución de la vida monástica
    según el espíritu de san Basilio.
    Pero entretanto, preocupado principalmente por la unión de sus
    conciudadanos con la cátedra de Pedro, buscaba por doquier toda clase de
    argumentos que pudieran contribuir a promover y confirmar esta unidad,
    sobre todo estudiando atentamente los libros litúrgicos que, según las
    prescripciones de los santos Padres, usaban los mismos orientales
    separados. Con esta preparación tan diligente, comenzó a dedicarse a la
    restauración de la unidad, con tanta fuerza y tanta suavidad a la vez y con
    tanto fruto que sus mismos adversarios lo llamaban «ladrón de almas».
    RESPONSORIO Jn 17, 11. 23. 22
    R. Dijo Jesús: «Padre santo, cuida por tu nombre a los que me has dado, *
    para que sean perfectos en la unidad, y conozca el mundo que tú me has
    enviado.»
    V. Yo les he dado la gloria que tú me diste.
    R. Para que sean perfectos en la unidad, y conozca el mundo que tú me has
    enviado.
    ORACIÓN.
    OREMOS,
    Aviva, Señor, en tu Iglesia aquel fuego del Espíritu Santo que impulsó a san
    Josafat a dar la vida por su pueblo, y haz que también nosotros, fortalecidos
    por este mismo Espíritu y ayudados por la plegaria de este santo, estemos
    dispuestos, si es preciso, a dar la vida por nuestros hermanos. Por nuestro
    Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
    Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
    Amén
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    LAUDES
    (Oración de la mañana)
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Señor abre mis labios
    R. Y mi boca proclamará tu alabanza
    INVITATORIO
    Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
    Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
    Venid, aclamemos al Señor,
    demos vítores a la Roca que nos salva;
    entremos a su presencia dándole gracias,
    aclamándolo con cantos.
    Porque el Señor es un Dios grande,
    soberano de todos los dioses:
    tiene en su mano las simas de la tierra,
    son suyas las cumbres de los montes;
    suyo es el mar, porque él lo hizo,
    la tierra firme que modelaron sus manos.
    Venid, postrémonos por tierra,
    bendiciendo al Señor, creador nuestro.
    Porque él es nuestro Dios,
    y nosotros su pueblo,
    el rebaño que él guía.
    Ojalá escuchéis hoy su voz:
    «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
    como el día de Masá en el desierto;
    cuando vuestros padres me pusieron a prueba
    y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
    Durante cuarenta años
    aquella generación me repugnó, y dije:
    Es un pueblo de corazón extraviado,
    que no reconoce mi camino;
    por eso he jurado en mi cólera
    que no entrarán en mi descanso»
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Himno: PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA.
    Palabra del Señor ya rubricada
    es la vida del mártir, ofrecida
    como prueba fiel de que la espada
    no puede ya truncar la fe vivida.
    Fuente de fe y de luz es su memoria,
    coraje para el justo en la batalla
    del bien, de la verdad, siempre victoria
    que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.
    Martirio es el dolor de cada día,
    si en Cristo y con amor es aceptado,
    fuego lento de amor que en la alegría
    de servir al Señor es consumado.
    Concédenos, oh Padre, sin medida,
    y tú, Señor Jesús crucificado,
    el fuego del Espíritu de vida
    para vivir el don que nos has dado. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
    Salmo 107 – ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.
    Dios mío, mi corazón está firme,
    para tí cantaré y tocaré, gloria mía.
    Despertad, cítara y arpa,
    despertaré a la aurora.
    Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
    tocaré para ti ante las naciones:
    por tu bondad, que es más grande que los cielos;
    por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
    Elévate sobre el cielo, Dios mío,
    y llene la tierra tu gloria;
    para que se salven tus predilectos,
    que tu mano salvadora nos responda.
    Dios habló en su santuario:
    «Triunfante ocuparé Siquén,
    parcelaré el valle de Sucot;
    mío es Galaad, mío Manasés,
    Efraín es yelmo de mi cabeza,
    Judá es mi cetro;
    Moab, una jofaina para lavarme,
    sobre Edom echo mi sandalia,
    sobre Filistea canto victoria.»
    Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
    quién me conducirá a Edom,
    si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
    y no sales ya con nuestras tropas?
    Auxílianos contra el enemigo,
    que la ayuda del hombre es inútil;
    con Dios haremos proezas,
    El pisoteará a nuestros enemigos.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
    Ant 2. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.
    Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10–62,
    5
    Desbordo de gozo con el Señor,
    y me alegro con mi Dios:
    porque me ha vestido un traje de gala
    y me ha envuelto en un manto de triunfo,
    como a un novio que se pone la corona,
    o a una novia que se adorna con sus joyas.
    Como el suelo echa sus brotes,
    como un jardín hace brotar sus semillas,
    así el Señor hará brotar la justicia
    y los himnos, ante todos los pueblos.
    Por amor de Sión no callaré,
    por amor de Jerusalén no descansaré,
    hasta que despunte la aurora de su justicia
    y su salvación llamee como antorcha.
    Los pueblos verán tu justicia,
    y los reyes, tu gloria;
    te pondrán un nombre nuevo
    pronunciado por la boca del Señor.
    Serás corona fúlgida en la mano del Señor
    y diadema real en la palma de tu Dios.
    Ya no te llamarán «Abandonada»;
    ni a tu tierra, «Devastada»;
    a ti te llamarán «Mi favorita»,
    y a tu tierra, «Desposada»,
    porque el Señor te prefiere a ti,
    y tu tierra tendrá marido.
    Como un joven se casa con su novia,
    así te desposa el que te construyó;
    la alegría que encuentra el marido con su esposa,
    la encontrará tu Dios contigo.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.
    Ant 3. Alabaré al Señor mientras viva.
    Salmo 145 – FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
    Alaba, alma mía, al Señor:
    alabaré al Señor mientras viva,
    tañeré para mi Dios mientras exista.
    No confiéis en los príncipes,
    seres de polvo que no pueden salvar;
    exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
    ese día perecen sus planes.
    Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
    el que espera en el Señor, su Dios,
    que hizo el cielo y la tierra,
    el mar y cuanto hay en él;
    que mantiene su fidelidad perpetuamente,
    que hace justicia a los oprimidos,
    que da pan a los hambrientos.
    El Señor liberta a los cautivos,
    el Señor abre los ojos al ciego,
    el Señor endereza a los que ya se doblan,
    el Señor ama a los justos.
    El Señor guarda a los peregrinos;
    sustenta al huérfano y a la viuda
    y trastorna el camino de los malvados.
    El Señor reina eternamente,
    tu Dios, Sión, de edad en edad.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Alabaré al Señor mientras viva.
    LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5
    Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia
    y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para
    poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el
    consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto
    que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo
    rebosa nuestro consuelo.
    RESPONSORIO BREVE
    V. El Señor es mi fuerza y mi energía.
    R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
    V. Él es mi salvación.
    R. Y mi energía.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida
    eterna.
    Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
    Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
    porque ha visitado y redimido a su pueblo.
    suscitándonos una fuerza de salvación
    en la casa de David, su siervo,
    según lo había predicho desde antiguo
    por boca de sus santos profetas:
    Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
    y de la mano de todos los que nos odian;
    ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
    recordando su santa alianza
    y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
    Para concedernos que, libres de temor,
    arrancados de la mano de los enemigos,
    le sirvamos con santidad y justicia,
    en su presencia, todos nuestros días.
    Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
    porque irás delante del Señor
    a preparar sus caminos,
    anunciando a su pueblo la salvación,
    el perdón de sus pecados.
    Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
    nos visitará el sol que nace de lo alto,
    para iluminar a los que viven en tiniebla
    y en sombra de muerte,
    para guiar nuestros pasos
    por el camino de la paz.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida
    eterna.
    PRECES
    Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a
    los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle
    diciendo:
    Nos has comprado, Señor, con tu sangre.
    Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida
    como testimonio de la fe,
    concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.
    Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta
    derramar su sangre,
    concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.
    Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron
    tus pasos,
    concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
    Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la
    sangre del Cordero,
    concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
    Se pueden añadir algunas intenciones libres
    Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
    Padre nuestro…
    ORACION
    Aviva, Señor, en tu Iglesia aquel fuego del Espíritu Santo que impulsó a san
    Josafat a dar la vida por su pueblo, y haz que también nosotros, fortalecidos
    por este mismo Espíritu y ayudados por la plegaria de este santo, estemos
    dispuestos, si es preciso, a dar la vida por nuestros hermanos. Por nuestro
    Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
    Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
    eterna.
    R. Amén.
    HORA TERCIA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
    El trabajo, Señor, de cada día
    nos sea por tu amor santificado,
    convierte su dolor en alegría
    de amor, que para dar tú nos has dado.
    Paciente y larga es nuestra tarea
    en la noche oscura del amor que espera;
    dulce huésped del alma, al que flaquea
    dale tu luz, tu fuerza que aligera.
    En el alto gozoso del camino,
    demos gracias a Dios, que nos concede
    la esperanza sin fin del don divino;
    todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. A ti grito, Señor; espero tus palabras.
    Salmo 118, 145-152
    Te invoco de todo corazón;
    respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
    a ti grito: sálvame,
    y cumpliré tus decretos;
    me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
    esperando tus palabras.
    Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
    meditando tu promesa;
    escucha mi voz por tu misericordia,
    con tus mandamientos dame vida;
    ya se acercan mis inicuos perseguidores,
    están lejos de tu voluntad.
    Tú, Señor, estás cerca,
    y todos tus mandatos son estables;
    hace tiempo comprendí que tus preceptos
    los fundaste para siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. A ti grito, Señor; espero tus palabras.
    Ant 2. El Señor sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.
    Salmo 93 I – INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS
    OPRESORES
    Dios de la venganza, Señor,
    Dios de la venganza, resplandece.
    Levántate, juzga la tierra,
    paga su merecido a los soberbios.
    ¿Hasta cuándo, Señor, los culpables,
    hasta cuándo triunfarán los culpables?
    Sueltan la lengua profiriendo insolencias,
    se jactan los malhechores;
    trituran, Señor, a tu pueblo,
    oprimen a tu heredad;
    asesinan a viudas y forasteros
    degüellan a los huérfanos,
    y comentan: «Dios no lo ve,
    el Dios de Jacob no se entera.»
    Enteraos los más necios del pueblo,
    ignorantes, ¿cuándo discurriréis?
    El que plantó el oído, ¿no va a oír?;
    el que formó el ojo, ¿no va a ver?;
    el que educa a los pueblos, ¿no va a castigar?;
    el que instruye al hombre, ¿no va a saber?
    Sabe el Señor que los pensamientos del hombre
    son insustanciales.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor sabe que los pensamientos del hombre son insustanciales.
    Ant 3. El Señor será mi alcázar y mi roca de refugio.
    Salmo 93 II
    Dichoso el hombre a quien tú educas,
    al que enseñas tu ley,
    dándole descanso tras los años duros,
    mientras al malvado le cavan la fosa.
    Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
    ni abandona su heredad:
    el justo obtendrá su derecho,
    y un porvenir los rectos de corazón.
    ¿Quién se pone a mi favor contra los perversos,
    quién se coloca a mi lado frente a los malhechores?
    Si el Señor no me hubiera auxiliado,
    ya estaría yo habitando en el silencio.
    Cuando me parece que voy a tropezar,
    tu misericordia Señor, me sostiene;
    cuando se multiplican mis preocupaciones,
    tus consuelos son mi delicia.
    ¿Podrá aliarse contigo un tribunal inicuo
    que dicta injusticias en nombre de la ley?
    Aunque atenten contra la vida del justo
    y condenen a muerte al inocente,
    el Señor será mi alcázar,
    Dios será mi roca de refugio.
    Él les pagará su iniquidad,
    los destruirá por sus maldades,
    los destruirá el Señor nuestro Dios.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor será mi alcázar y mi roca de refugio.
    LECTURA BREVE 1Co 10, 24. 31
    Ninguno procure lo propio, sino lo del otro. Tanto si coméis como si bebéis o
    hacéis cualquier cosa, hacedlo a gloria de Dios.
    V. Es bueno dar gracias al Señor.
    R. Y tañer para tu nombre, oh Altísimo.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Señor, Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido
    para que congregara a los hombres que el pecado había disgregado:
    ayúdanos a ser, en medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de
    paz. Por Cristo nuestro Señor.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    HORA SEXTA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
    Este mundo del hombre, en que él se afana
    tras la felicidad que tanto ansía,
    tú lo vistes, Señor, de luz temprana
    y de radiante sol al mediodía.
    Así el poder de tu presencia encierra
    el secreto más hondo de esta vida;
    un nuevo cielo y una nueva tierra
    colmarán nuestro anhelo sin medida.
    Poderoso Señor de nuestra historia,
    no tardes en venir gloriosamente;
    tu luz resplandeciente y tu victoria
    inunden nuestra vida eternamente. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
    Salmo 122 – EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
    A ti levanto mis ojos,
    a ti que habitas en el cielo.
    Como están los ojos de los esclavos
    fijos en las manos de sus señores,
    como están los ojos de la esclava
    fijos en las manos de su señora,
    así están nuestros ojos
    en el Señor, Dios nuestro,
    esperando su misericordia.
    Misericordia, Señor, misericordia,
    que estamos saciados de desprecios;
    nuestra alma está saciada
    del sarcasmo de los satisfechos,
    del desprecio de los orgullosos.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
    Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
    Salmo 123 – NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
    Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
    -que lo diga Israel-,
    si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
    cuando nos asaltaban los hombres,
    nos habrían tragado vivos:
    tanto ardía su ira contra nosotros.
    Nos habrían arrollado las aguas,
    llegándonos el torrente hasta el cuello;
    nos habrían llegado hasta el cuello
    las aguas espumantes.
    Bendito el Señor, que no nos entregó
    como presa a sus dientes;
    hemos salvado la vida como un pájaro
    de la trampa del cazador:
    la trampa se rompió y escapamos.
    Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
    que hizo el cielo y la tierra.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
    Ant 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
    Salmo 124 – EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
    Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
    no tiembla, está asentado para siempre.
    Jerusalén está rodeada de montañas,
    y el Señor rodea a su pueblo
    ahora y por siempre.
    No pesará el cetro de los malvados
    sobre el lote de los justos,
    no sea que los justos extiendan
    su mano a la maldad.
    Señor, concede bienes a los buenos,
    a los sinceros de corazón;
    y a los que se desvían por sendas tortuosas,
    que los rechace el Señor con los malhechores.
    ¡Paz a Israel!
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
    LECTURA BREVE Col 3, 17
    Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús,
    ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.
    V. Te ofreceré un sacrificio de alabanza.
    R. Invocando tu nombre, Señor.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Dios todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada
    concedes un descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo
    empezado, remedia nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean
    agradables. Por Cristo nuestro Señor.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    HORA NONA
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
    Danos, Señor, la firme voluntad,
    compañera y sostén de la virtud,
    que sabe en la fatiga hallar quietud
    y en medio de las sombras claridad:
    La que trueca en tesón la veleidad,
    y el ocio en perennal solicitud,
    y las ásperas fiebres en salud
    y los torpes engaños en verdad.
    Y así conseguirá mi corazón
    que los favores que a tu amor debí
    le ofrezcan algún fruto en galardón.
    Y aún tú, Señor, conseguirás así
    que no llegue a romper mi confusión
    la imagen tuya que pusiste en mí. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
    Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
    Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
    nos parecía soñar:
    la boca se nos llenaba de risas,
    la lengua de cantares.
    Hasta los gentiles decían:
    «El Señor ha estado grande con ellos.»
    El Señor ha estado grande con nosotros,
    y estamos alegres.
    Que el Señor cambie nuestra suerte
    como los torrentes del Negueb.
    Los que sembraban con lágrimas
    cosechan entre cantares.
    Al ir, iban llorando,
    llevando la semilla;
    al volver, vuelven cantando,
    trayendo sus gavillas.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
    Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
    Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
    Si el Señor no construye la casa,
    en vano se cansan los albañiles;
    si el Señor no guarda la ciudad,
    en vano vigilan los centinelas.
    Es inútil que madruguéis,
    que veléis hasta muy tarde,
    los que coméis el pan de vuestros sudores:
    ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
    La herencia que da el Señor son los hijos;
    una recompensa es el fruto de las entrañas:
    son saetas en mano de un guerrero
    los hijos de la juventud.
    Dichoso el hombre que llena
    con ellas su aljaba:
    no quedará derrotado cuando litigue
    con su adversario en la plaza.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
    Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.
    Salmo 127 – PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
    ¡Dichoso el que teme al Señor
    y sigue sus caminos!
    Comerás del fruto de tu trabajo,
    serás dichoso, te irá bien;
    tu mujer, como una vid fecunda,
    en medio de tu casa;
    tus hijos, como renuevos de olivo,
    alrededor de tu mesa:
    ésta es la bendición del hombre
    que teme al Señor.
    Que el Señor te bendiga desde Sión,
    que veas la prosperidad de Jerusalén
    todos los días de tu vida;
    que veas a los hijos de tus hijos.
    ¡Paz a Israel!
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Dichoso el que teme al Señor.
    LECTURA BREVE Col 3, 23-24
    Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a
    los hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la
    herencia. Servid a Cristo Señor.
    V. El Señor es mi heredad y mi copa.
    R. Mi suerte está en tu mano.
    ORACIÓN
    OREMOS,
    Señor Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos
    en la cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan
    para manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos
    de los siglos.
    Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.
    VÍSPERAS
    (Oración de la tarde)
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    Himno: OH DIOS, QUE ERES EL PREMIO
    Oh Dios, que eres el premio, la corona
    y la suerte de todos tus soldados,
    líbranos de los lazos de las culpas
    por este mártir a quien hoy cantamos.
    El conoció la hiel que está escondida
    en la miel de los goces de este suelo,
    y, por no haber cedido a sus encantos,
    está gozando los del cielo eterno.
    Él afrontó con ánimo seguro
    lo que sufrió con varonil coraje,
    y consiguió los celestiales dones
    al derramar por ti su noble sangre.
    Oh piadosísimo Señor de todo,
    te suplicamos con humilde ruego
    que, en el día del triunfo de este mártir,
    perdones los pecados de tus siervos.
    Gloria eterna al divino Jesucristo,
    que nació de una Virgen impecable,
    y gloria eterna al Santo Paracleto,
    y gloria eterna al sempiterno Padre. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Señor, tu saber me sobrepasa.
    Salmo 138 1-18. 23-24 (I) TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.
    Señor, tú me sondeas y me conoces;
    me conoces cuando me siento o me levanto,
    de lejos penetras mis pensamientos;
    distingues mi camino y mi descanso,
    todas mis sendas te son familiares.
    No ha llegado la palabra a mi lengua,
    y ya, Señor, te la sabes toda.
    Me envuelves por doquier,
    me cubres con tu mano.
    Tanto saber me sobrepasa,
    es sublime, y no lo abarco.
    ¿Adónde iré lejos de tu aliento,
    adónde escaparé de tu mirada?
    Si escalo el cielo, allí estás tú;
    si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
    si vuelo hasta el margen de la aurora,
    si emigro hasta el confín del mar,
    allí me alcanzará tu izquierda,
    tu diestra llegará hasta mí.
    Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
    que la luz se haga noche en torno a mí»,
    ni la tiniebla es oscura para ti,
    la noche es clara como el día.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Señor, tu saber me sobrepasa.
    Ant 2. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al
    hombre según su conducta.
    Salmo 138 II
    Tú has creado mis entrañas,
    me has tejido en el seno materno.
    Te doy gracias,
    porque me has formado portentosamente,
    porque son admirables tus obras;
    conocías hasta el fondo de mi alma,
    no desconocías mis huesos.
    Cuando, en lo oculto, me iba formando,
    y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
    tus ojos veían mis acciones,
    se escribían todas en tu libro,
    calculados estaban mis días
    antes que llegase el primero.
    ¡Qué incomparables encuentro tus designios,
    Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
    Si me pongo a contarlos, son más que arena;
    si los doy por terminados, aún me quedas tú.
    Señor, sondéame y conoce mi corazón,
    ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
    mira si mi camino se desvía,
    guíame por el camino eterno.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al
    hombre según su conducta.
    Ant 3. Todo fue creado por él y para él.
    Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
    RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
    Damos gracias a Dios Padre,
    que nos ha hecho capaces de compartir
    la herencia del pueblo santo en la luz.
    Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
    y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
    por cuya sangre hemos recibido la redención,
    el perdón de los pecados.
    Él es imagen de Dios invisible,
    primogénito de toda creatura;
    pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
    celestes y terrestres, visibles e invisibles,
    Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
    todo fue creado por él y para él.
    Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
    Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
    Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
    y así es el primero en todo.
    Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
    Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
    haciendo la paz por la sangre de su cruz
    con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Todo fue creado por él y para él.
    LECTURA BREVE 1Pe 4, 13-14
    Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de
    Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os
    ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la
    gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.
    RESPONSORIO BREVE
    V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.
    R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.
    V. Nos refinaste como refinan la plata.
    R. Pero nos has dado respiro.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado
    descanso eterno.
    Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
    Proclama mi alma la grandeza del Señor,
    se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
    porque ha mirado la humillación de su esclava.
    Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
    porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
    su nombre es santo,
    y su misericordia llega a sus fieles
    de generación en generación.
    El hace proezas con su brazo:
    dispersa a los soberbios de corazón,
    derriba del trono a los poderosos
    y enaltece a los humildes,
    a los hambrientos los colma de bienes
    y a los ricos los despide vacíos.
    Auxilia a Israel, su siervo,
    acordándose de su misericordia
    -como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abraham y su descendencia por siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado
    descanso eterno.
    PRECES
    En esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos, presentó al
    Padre su propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey de los
    mártires, diciendo:
    Te glorificamos, Señor.
    Te damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires, porque
    nos amaste hasta el extremo.
    Te damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores
    arrepentidos y les das parte en los premios de tu reino.
    Te damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para
    el perdón de los pecados, la sangre de la alianza nueva y eterna.
    Te damos gracias, Señor, porque con tu gracia nos has dado perseverar en
    la fe durante el día que ahora termina.
    Se pueden añadir algunas intenciones libres
    Te damos gracias, Señor, porque has asociado a nuestros hermanos
    difuntos a tu muerte.
    Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
    Padre nuestro…
    ORACION
    Aviva, Señor, en tu Iglesia aquel fuego del Espíritu Santo que impulsó a san
    Josafat a dar la vida por su pueblo, y haz que también nosotros, fortalecidos
    por este mismo Espíritu y ayudados por la plegaria de este santo, estemos
    dispuestos, si es preciso, a dar la vida por nuestros hermanos. Por nuestro
    Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
    Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
    CONCLUSIÓN
    V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
    eterna.
    R. Amén.
    COMPLETAS
    (Oración antes del descanso nocturno)
    INVOCACIÓN INICIAL
    V. Dios mío, ven en mi auxilio
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
    Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén. Aleluya.
    EXAMEN DE CONCIENCIA
    Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
    concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
    Yo confieso ante Dios todopoderoso
    y ante vosotros, hermanos,
    que he pecado mucho
    de pensamiento, palabra, obra y omisión:
    por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
    Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
    a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
    que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
    V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
    pecados y nos lleve a la vida eterna.
    R. Amén.
    Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
    Cristo, Señor de la noche,
    que disipas las tinieblas:
    mientras los cuerpos reposan,
    se tú nuestro centinela.
    Después de tanta fatiga,
    después de tanta dureza,
    acógenos en tus brazos
    y danos noche serena.
    Si nuestros ojos se duermen,
    que el alma esté siempre en vela;
    en paz cierra nuestros párpados
    para que cesen las penas.
    Y que al despuntar el alba,
    otra vez con fuerzas nuevas,
    te demos gracias, oh Cristo,
    por la vida que comienza. Amén.
    SALMODIA
    Ant 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
    Salmo 30 – SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
    A ti, Señor, me acojo:
    no quede yo nunca defraudado;
    tú, que eres justo, ponme a salvo,
    inclina tu oído hacia mí;
    ven aprisa a librarme,
    sé la roca de mi refugio,
    un baluarte donde me salve,
    tú que eres mi roca y mi baluarte;
    por tu nombre dirígeme y guíame:
    sácame de la red que me han tendido,
    porque tú eres mi amparo.
    En tus manos encomiendo mi espíritu:
    tú, el Dios leal, me librarás.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
    Ant 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
    Salmo 129 – DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
    Desde lo hondo a ti grito, Señor;
    Señor, escucha mi voz;
    estén tus oídos atentos
    a la voz de mi súplica.
    Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
    ¿quién podrá resistir?
    Pero de ti procede el perdón,
    y así infundes respeto.
    Mi alma espera en el Señor,
    espera en su palabra;
    mi alma aguarda al Señor,
    más que el centinela la aurora.
    Aguarde Israel al Señor,
    como el centinela la aurora;
    porque del Señor viene la misericordia,
    la redención copiosa;
    y él redimirá a Israel
    de todos sus delitos.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
    LECTURA BREVE Ef 4,26-27
    No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo.
    No dejéis lugar al diablo.
    RESPONSORIO BREVE
    V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
    R. Te encomiendo mi espíritu.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
    CÁNTICO EVANGÉLICO
    Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
    velemos con Cristo y descansemos en paz.
    CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
    Ahora, Señor, según tu promesa,
    puedes dejar a tu siervo irse en paz,
    porque mis ojos han visto a tu Salvador,
    a quien has presentado ante todos los pueblos
    luz para alumbrar a las naciones
    y gloria de tu pueblo Israel.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
    velemos con Cristo y descansemos en paz.
    ORACION
    OREMOS,
    Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que
    vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los
    deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos
    descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y
    nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y
    reinas por los siglos de los siglos.
    Amén.
    BENDICIÓN
    V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
    muerte.
    R. Amén.
    ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
    Bajo tu amparo nos acogemos,
    santa Madre de Dios,
    no desprecies las oraciones
    que te dirigimos en nuestras necesidades,
    antes bien líbranos de todo peligro,
    oh Virgen gloriosa y bendita.

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