En esta temporada de Navidad, algo pasa en nuestras vidas, cambia algo a pesar de la rutina, preocupaciones y estrés, estos días son diferentes.
Hay personas que viven esta temporada como un tiempo de añoranzas o recuerdos, muchos de ellos con cierta melancolía, otros bajo el peso de las preocupaciones cotidianas ésta temporada resulta el momento perfecto para distraerse, huir un poco de la propia vida y habrá quienes prefieren pasen pronto las fechas. Pero para algunos estas fechas son un tiempo especial en el que desean que todo luzca, brille, se pinte de colores, es tiempo de “fiesta” , de sacar las mejores galas, rompen la monotonía y esperan con impaciencia encontrar la esperanza y la paz anhelada, los reencuentros y el amor olvidado. De todo hay, pero sin duda alguna, este tiempo es diferente.
Lo cierto es que viene y se va, lo cierto es que anuncia que el tiempo ha pasado, que introduce al término de un año màs, que nos recuerda que el tiempo es tiempo y que no se detiene, pasa, pasa y en ocasiones se desliza como el correr del agua entre las manos. Pero con el se va la vida, la vida tiene un tiempo y el tiempo tiene vida. Esta ahí pero no lo sabemos disfrutar. Don grandísimo, tesoro incalculable que transita sin parar y que arrastra a su paso con todos los vestigios de una primavera, y que decir de la primavera, arrastra vestigios de la primavera, del verano, del otoño, se lleva el amanecer y después recoge el ocaso. Con ellos se lleva también las ilusiones que algunas de ellas no volverán.
La sabiduría no se equivoca, el libro de Eclesiastés refiere “hay un tiempo para todo […] un tiempo para nacer y tiempo para morir [..] tiempo para plantar y tiempo para cosechar..[..] tiempo de llorar, tiempo de reír; …” (Ecl 3:1-4). Todo un capítulo que reflexiona el tiempo y nuestro pasar por el. ¿Nos hemos percatado que la temporada navideña nos cuestiona sobre el amor y tiempo?. No se si expresar ¿el amor que hemos dado en el tiempo concedido o el tiempo en que hemos amado? Cualquiera que sean las preguntas elegidas por usted al final son dos elementos vitales dados por Dios a nuestra existencia: amor y tiempo.
Al final, la temporada de la navidad con sus luces multicolores, alegrías o melancolías hace una pausa en nuestra vida recordándonos el sentido de nuestra existencia. Valdría la pena no esperar estas fechas para descubrir con tristeza que el tiempo se ha ido, que la vida esta pasando y que nada hemos dejado en ella. Dicta la cita anterior “…hay un tiempo para sembrar….” Seamos honestos, mi querido lector, si de algo el hombre se lamenta al final de sus días es de no haber amado, de no haber conocido, de no haber aprovechado las oportunidades, de no haber perdonado, en otras palabras de no haber hecho y sembrado lo que la oportunidad del tiempo le dio, en otras palabras de no haber vivido o sabido vivir en el tiempo concedido y con ello, no haber encontrado la felicidad fruto del sentido de su propia existencia. ¿Lo había pensado así mi estimado lector? .
Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta.
Fragmento de
“Tiempo sin tiempo”
de Mario Benedetti
“Con Jesús, José y María en los hogares” es nuestra campaña que nos ayuda a seguir adelante con nuestra misión. Tu generosidad se convierte en un mensaje de esperanza. Presiona la frase “Gracias por tu generosidad” y sigamos sembrando una semilla de ESPERANZA juntos en aquel cuyo rostro solo Jesús, José y María conocen. Gracias Mil
Gracias por tu generosidad
Feliz Navidad, Feliz año…Feliz tiempo!!